El lunes por la noche se desató un incendio en un hospital para pacientes de Covid-19 en la ciudad de Nasiriya, al sur de Irak, que ya se ha cobrado la vida de al menos 66 personas y ha dejado a más de 100 heridos. Las investigaciones iniciales señalan que el incendio se produjo a causa de la explosión de una bombona de oxígeno, suceso por el que el Gobierno central ya está buscando responsabilidades.

La sociedad iraquí enfrenta un nuevo revés. El lunes, un incendio arrasó con la planta del hospital Al-Hussein, en la provincia de Dhi Qar, dedicada al tratamiento de pacientes con Covid-19; accidente que ya ha dejado 66 muertos y más de un centenar de heridos.

Según las autoridades locales, el fatídico fuego habría comenzado la noche del 12 de julio cuando las chispas de un cableado defectuoso se propagaron a un tanque de oxígeno, algo que lo hizo explotar y desencadenó el caos en la ciudad del sur de Irak.

Con el fuego ya controlado, este martes los bomberos y equipos de rescate comenzaron a buscar más cadáveres entre los escombros del edificio, a pesar de que el humo dificultaba los operativos.
Varias personas se reúnen mientras un gran incendio envuelve la sala de Covid-19 del hospital Al-Hussein en la ciudad de Nasiriya, en el sur de Irak, a última hora del 12 de julio de 2021.

“El fuego ha atrapado a muchos pacientes en la sala de Covid-19 y los equipos de rescate tienen dificultades para llegar a ellos”, dijo un trabajador sanitario a la agencia Reuters, justo antes de entrar al edificio en llamas.

Mientras tanto, el Ejecutivo convocó reuniones urgentes para definir el origen del incendio, mandar ayuda médica de forma inmediata y rastrear a los responsables de la tragedia. Por el momento, se ha ordenado la suspensión y la detención de los directores de Salud y de Defensa Civil de Nasiriya, junto al director del hospital Al-Hussein.

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