En el año 2020, la pandemia del coronavirus azotó a la humanidad. Dirigentes de las diferentes naciones decidieron decretar cuarentenas y restricciones con el fin de contener los contagios y evitar el colapso de los sistemas sanitarios. Entre aquellas medidas, la educación, derecho fundamental de los niños, se vio modificada al pasar de la presencialidad a la modalidad virtual. En el continente africano, esta situación se volvió difícil de administrar ante la falta de infraestructura y recursos lo que ha dificultado la continuidad escolar.

El derecho del niño a la educación 

“Los niños son el futuro” suele decirse y sí es verdad. Si les fallamos a ellos observaremos y viviremos las consecuencias en el futuro. Ellos son vulnerables y, como UNICEF destaca, debemos escucharlos porque si bien no votan su participación es esencial como sector en la sociedad y como futuros dirigentes que son.  Por todas estas razones, los derechos de los infantes son fundamentales, en especial, el derecho a la educación.

En el artículo veintiocho de la Convención sobre los Derechos de los Niños de 1988 se reconoce el derecho del niño a la educación. En esa ocasión, los Estados Miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a que todos los infantes tengan acceso a ella, a volver obligatoria y gratuita la educación primaria y fomentar la educación secundaria, a combatir la deserción escolar y brindar información y orientación. 

Tan sólo un año más tarde de la Convención, se firmó la Carta Africana sobre los derechos y el bienestar del niño cuyo artículo décimo primero explicita el compromiso de los países africanos para con la educación de los niños puesto que esta es esencial en tanto al desarrollo de aptitudes, personalidad y capacidades psicofísicas de los infantes. 

La educación es un derecho fundamental del niño y son los gobiernos los encargados de velar por su cumplimiento. 

Los desafíos de la educación virtual en África 

Ahora bien, ¿qué es necesario para que la educación on-line funcione correctamente y los niños puedan acceder a ella? Pues la respuesta es simple: electricidad, acceso a internet y algún dispositivo con el cual conectarse ya sea un celular, computadora o una tableta electrónica. Sin embargo, en el informe presentado por UNICEF en 2020 se dieron a conocer que en vastas regiones del continente africano, sólo una cuarta parte de los habitantes posee acceso a internet y que menos del 10 % de los hogares pobres, en países como Gambia, Côte d’Ivoire y Mauritania, cuentan con electricidad. 

A finales de marzo del 2020, en varios países africanos comenzaron a regir las nuevas restricciones entre las cuales se destacaba la clausura de establecimientos educativos y el traspaso a la educación on-line. Para el mes de agosto de ese mismo año, el Banco Mundial publicó un informe sobre la apertura de instituciones educativas exponiendo la realidad: alrededor del 60 % de los establecimientos educativos en el continente africano poseían sus puertas cerradas. Este dato resulta alarmante si se considera el impacto que posee la infraestructura tecnológica y los niveles de digitalización sobre el derecho de los infantes a la educación.  

La brecha digital existente en África amplía las desigualdades en el continente afectando a los niños con pocos recursos, infantes que habitan en zonas rurales y, en especial, a refugiados. No obstante, según el reporte de Human Rights Watch (2020), aún aquellos niños que sí acceden a la educación virtual no cuentan con programas educativos fiables puesto que la educación en línea es un desafío ante una realidad donde  profesores y  escuelas cuentan con pocos conocimientos sobre la enseñanza virtual y una gran falta de inversión en infraestructura. 

Es frente al escenario planteado en el cual nos volvemos a mirar al pasado y el trabajo de miles de funcionarios y gobernantes en materia de derechos del niño. Como ya se ha expuesto, existen múltiples convenciones y documentos que detallan los derechos de los infantes y que destacan la relevancia de la educación. En la actualidad, no existen dudas de lo esencial de este derecho y la importancia que posee sobre el bienestar y el futuro de los más pequeños de la sociedad por eso es importante que se cumplan con los compromisos contraídos, que los gobiernos inviertan y apuesten por él futuro de ellos, porque todos y cada uno de los niños debe acceder a la educación.

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