Los ministros de finanzas de las economías más avanzadas, conocidas como el G-7, han respaldado una propuesta de Estados Unidos que pide que las empresas de todo el mundo paguen al menos un impuesto del 15% sobre los beneficios.

“Los ministros de Finanzas del G-7 han alcanzado hoy, tras años de discusiones, un acuerdo histórico para reformar el sistema fiscal mundial, con el fin de adaptarlo a la era digital global y, sobre todo, para garantizar que sea justo y que las empresas adecuadas paguen los impuestos correctos en los lugares adecuados”, anunció el sábado el ministro de Finanzas del Reino Unido, Rishi Sunak, en una declaración por vídeo.

De concretarse, supondría un avance significativo en la fiscalidad mundial. Los miembros del G-7, entre los que se encuentran Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia y Japón, se reunirán en una cumbre en Cornualles (Reino Unido) la próxima semana.

Un acuerdo entre este grupo daría el impulso necesario para las próximas conversaciones previstas con 135 países en París. También está previsto que los ministros de Economía del G-20 se reúnan en Venecia en julio.

“Nos comprometemos a llegar a una solución equitativa sobre el reparto de los derechos fiscales, con la concesión a los países del mercado de derechos fiscales sobre al menos el 20% de los beneficios que superen un margen del 10% para las empresas multinacionales más grandes y rentables”, según una declaración de los ministros de Economía del G-7.

“Preveremos una coordinación adecuada entre la aplicación de las nuevas normas fiscales internacionales y la supresión de todos los impuestos sobre los servicios digitales, y otras medidas similares pertinentes, sobre todas las empresas”, se afirma.

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, que se encuentra en Londres para la reunión presencial, calificó la medida de significativa y sin precedentes.

“Ese impuesto mínimo global pondría fin a la carrera hacia el fondo en la tributación de las empresas y garantizaría la equidad para la clase media y los trabajadores de Estados Unidos y de todo el mundo”, tuiteó.

Un acuerdo global en este campo sería una buena noticia para las naciones con problemas de liquidez, que intentan reconstruir sus economías tras la crisis del coronavirus.

Pero la idea de Biden no ha sido recibida con el mismo entusiasmo en todo el mundo. El Reino Unido, por ejemplo, no expresó inmediatamente su apoyo a la propuesta.

La cuestión también puede ser polémica dentro de la Unión Europea, donde los distintos Estados miembros aplican diferentes tipos impositivos a las empresas y pueden atraer a grandes firmas con ello. El tipo impositivo de Irlanda, por ejemplo, es del 12,5%, mientras que el de Francia puede llegar al 31%.

Las economías más poderosas del mundo han estado en desacuerdo sobre la fiscalidad durante algún tiempo, en particular a raíz de los planes para gravar más a los gigantes digitales.

Algunas grandes empresas de todo el mundo reaccionaron positivamente al acuerdo el sábado. Nick Clegg, vicepresidente de asuntos globales de Facebook, escribió en un tuit que la empresa acogía con satisfacción la norma fiscal del G-7.

“Queremos que el proceso de reforma fiscal internacional tenga éxito y reconocemos que esto podría significar que Facebook pague más impuestos, y en diferentes lugares”, escribió Clegg.

El portavoz de Google, José Castaneda, dijo a la CNBC en un comunicado que la compañía apoya los esfuerzos para actualizar las normas fiscales internacionales. “Esperamos que los países continúen trabajando juntos para asegurar que un acuerdo equilibrado y duradero sea finalizado pronto”, dijo.

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Redacción
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