Italia vive momentos de crisis, la pandemia por el Coronavirus, la renuncia del Primer Ministro Conte y un contexto internacional incierto terminaron de configurar una situación compleja para la vida política del país europeo. El equipo de Escenario Mundial tuvo el agrado de charlar con una especialista del tema y las posibilidades de resolución de esta crisis.

Mariana Polizzi Politóloga con orientación en Relaciones Internacionales (UBA), Profesora de Ciencia Política, y Doctoranda en Ciencias Sociales. Especialista en Estudios Europeos. Integrante del Programa de Estudios Sociales y Políticos entre Italia y Argentina (IIGG UBA). Investigadora de Política Italiana y Europea. Coordinadora del Observatorio de Política Internacional del Centro de Estudios de Política Internacional – Universidad de Buenos Aires (CEPI UBA). Becaria Doctoral del CONICET.

¿Cómo impactó la crisis sanitaria y económica a raíz de la Pandemia del Coronavirus en la legitimidad del gobierno de Conte que terminó en la dimisión del cargo? 

En primer lugar, diría que la legitimidad de Giuseppe Conte viene siendo cuestionada fuertemente por una gran parte del arco político italiano: principalmente, la coalición de centro derecha integrada por los partidos Forza Italia (FI, cuyo líder es Silvio Berlusconi), Fratelli D’Italia (FDI, comandado por la ascendente Giorgia Meloni), y Lega Nord (LN, que responde a Matteo Salvini). Este sector político arguye que Conte, quien no tiene afiliación partidaria alguna, no fue elegido democráticamente sino “puesto en su cargo” por la coalición gobernante formada en agosto de 2019 entre el Partito Democratico (PD), Movimento Cinque Stelle (M5S) y fuerzas de centro izquierda, como Italia Viva de Matteo Renzi. La moción de censura por parte de Matteo Salvini motivó la ruptura de la coalición “anti sistema” formada en 2018 (resultante de elecciones generales en donde LN y M5S cooptaron la mayoría del caudal de votos) pero, fundamentalmente, apuntaba a un objetivo común del bloque: ir a elecciones y conformar un gobierno exclusivamente de derecha. Lo paradójico del caso es que Conte había sido Premier en el gobierno encabezado por Salvini y Di Maio (este último líder del M5S).

En segundo lugar, es importante tener en cuenta la posición adoptada por el ex Premier y actual líder de Italia Viva (IV), uno de los partidos integrantes del gobierno Conte bis: Matteo Renzi. El senador fiorentino desde un principio mostró sus recelos con respecto a la figura de Giuseppe Conte, y al formarse el nuevo gobierno en 2019 (luego de la salida de Matteo Salvini y su LN), dejó muy en claro que su partido se unía a la coalición PD-M5S con el objeto de frenar a la derecha e “impedir que Salvini vuelva a gobernar Italia”. Vale la pena recordar que IV nace de una escisión del PD, por la disconformidad de Renzi con la dirección que la fuerza socialdemócrata había tomado en el último tiempo.

Ahora bien, la pandemia en Italia configuró un escenario muy crítico para el país europeo, no sólo a nivel sanitario y/o económico sino también en la arena política. En principio, haciendo una evaluación de lo acontecido en 2020, Giuseppe Conte logró estabilizar la situación en la Península, a pesar de las fuertes críticas de la oposición por las medidas económicas y sanitarias adoptadas (consideradas tardías e insuficientes): un hecho destacable fue lograr que Italia recibiera la mayor cantidad de fondos del Recovery Fund de la Unión Europea, al tratarse de la nación más afectada por el Covid19. Otro aspecto importante es que en diciembre de ese año, Conte (en calidad de Premier de la República Italiana) asume la presidencia del G20. Sin embargo, esto no ha alcanzado para contener la crisis política desatada a mitad de enero de 2021. No obstante, el impacto que la pandemia tuvo en la estancada economía italiana: pérdida de puestos laborales, sobre todo en el sur del país (principalmente el sector servicios, con turismo a la cabeza), caída del PBI del 9%, incremento de deuda externa (trepando al 160% del PBI italiano), caída de la recaudación tributaria, quiebra de pequeñas y medianas empresas, entre otras cuestiones. A eso sumémosle las restricciones a la circulación, el no poder acceder a clases presenciales, y un importante debilitamiento de la infraestructura sanitaria; todo esto, asimismo, no hace más que evidenciar la fuerte y constante asimetría entre el norte industrial del país (segundo polo productivo de la Unión Europea) con ciudades ricas como Milano y Torino, y un sur mayormente agrícola, con regiones tan postergadas como Calabria y Campania (cunas de las mafias NDrangheta y Camorra, respectivamente, organizaciones criminales que ven en esta crisis una tremenda oportunidad para seguir consolidando su presencia en el territorio meriodional).

Si bien la derecha moderó, luego de la aprobación del Fondo de Recuperación UE, sus críticas hacia la figura de Conte, se puso al hombro la agenda económica, castigando al Premier por las insuficientes medidas adoptadas, a fin de paliar los efectos de la pandemia. Esto no sorprende porque históricamente representaron al empresariado industrial, sobre todo la Lega, y Luego Silvio Berlusconi con su advenimiento político, a través de la fundación de FI en 1994. Por el lado de Renzi y su bloque parlamentario (quienes luego del retiro de la coalición dejan al gobierno Conte bis sin su mayoría necesaria para gobernar con estabilidad), argumentan que el manejo y/o la distribución que el gobierno de Giuseppe Conte planea hacer en lo que respecta a los fondos de recuperación es poco claro; además, Matteo Renzi critica la negativa por parte del gobierno de utilizar los fondos de emergencia europeos (MES), que podría ayudar al país a reforzar el estado crítico del sistema de salud. Por todos estos motivos, el 13 de enero Renzi anuncia la salida de IV del gobierno italiano.

¿Qué significa que un Primer Ministro, en la mitad de su mandato renunció para buscar un nuevo gobierno? ¿Qué pasó para llegar a esa situación? 

Como refería anteriormente, el gobierno PD M5S perdió su mayoría en el senado: tengamos en cuenta que Italia es una república parlamentaria particular, con dos cámaras (Diputados y Senadores) que poseen idénticas atribuciones y facultades jurídicas, por ello se lo denomina “Bicameralismo Perfecto o Simétrico”. Ante el retiro de 3 ministros del gabinete, más los representantes del bloque parlamentario de IV (30 diputados y 18 senadores), el ejecutivo queda en minoría en Senadores, convirtiéndolo virtualmente en uno muy débil para gobernar y aprobar las leyes que el país necesita para salir de este momento tan difícil.

Antes de presentar su renuncia, Conte se dirige al Palazzo Madama (sede del Senado de la República) para verificar si es posible conformar una nueva mayoría, pero el resultado que obtiene no es el esperado: Conte salva el Gobierno de Italia en minoría en una votación por 159 votos a favor y 140 en contra: pero insisto, el problema radica en que no ha logrado el apoyo de los senadores que necesitaba de otros partidos para conformar un gobierno en mayoría. Como era previsto (y luego de reunirse con el Presidente de la República Sergio Mattarella) Conte (cumpliendo con lo estipulado en la Constitución Italiana) renunció el martes pasado a la Presidencia del Consejo de Ministros. El viernes comenzó la ronda de consultas para verificar una nueva mayoría, y ver si el Presidente Mattarella le encarga al Primer Ministro (todavía en funciones) la formación de un nuevo gobierno (Conte-ter) o no.  A fin de darle salida a la crisis política, se barajaban las siguientes opciones: 1) Conte III; 2) Premier politico (posiblemente R. Fico, miembro M5S, Presidente C. Diputados, y quien se encuentra a cargo de las consultas); 3) Gobierno de unidad nacional (‘coalizione lunga’); 4) Gobierno del Presidente (Premier técnico); y 5) Elecciones. Y digo barajaban porque, hace instantes, Roberto Fico anunció que no se llegó a un acuerdo entre las fuerzas y, entonces, quedarían dos opciones: un gobierno técnico que responda a Mattarella, o bien elecciones políticas. Aparentemente, el Presidente de la República Sergio Mattarella se decidió por la opción 4, convocando a una figura de renombre europeo, como lo es Mario Draghi (ex presidente del Banco Central Europeo) para una reunión en el día de mañana.

¿Qué implica la figura de Berlusconi, como alternativa en la vida política italiana y qué escenarios se pueden esperar en los próximos días?

Berlusconi es uno de los fenómenos políticos más sorprendentes de la historia italiana reciente: su advenimiento como outsider y empresario del deporte y los medios después del mega escándalo de corrupción conocido como Tangentopoli o Mani pulite en 1992, le permitieron desarrollar una narrativa de hombre extraño a la política que se mete en esa arena a fin de salvaguardar a Italia (dado el descontento de la población con su clase política), presentándose a sí mismo como una renovación y genuina opción política (fundando su partido FI en 1994). Su figura sigue estando muy vigente en el país, no sólo por haber sido cuatro veces Primer Ministro sino también por ser uno de los líderes de la coalición de centro derecha que, no olvidemos, es la que mayor aprobación tiene en la actualidad: un 49% de los italianos se decanta por esta opción electoral.

A propósito de los escenarios posibles, como comentaba previamente, quedan hoy dos vías: gobierno técnico (como ocurrió en 2011 con Mario Monti a la cabeza del mismo), o elecciones anticipadas. El Presidente de la República Sergio Mattarella ha convocado a Mario Draghi para una reunión en el Quirinale mañana mismo. Lo más probable es que se consolide este potencial escenario de gobierno técnico. Sin dudas, esta opción será respaldada por el mismísimo Matteo Renzi, quien clamaba por la figura del ex presidente del BCE desde hace unas semanas. La idea es conformar un gobierno con plenos poderes que sea capaz de gestionar los fondos europeos de recuperación económica, más el plan de vacunación contra el coronavirus en el país. Y, sumado a toda esta compleja situación, posicionar a Italia como actor fundamental del multilateralismo, dada la presidencia actual del G20.

¿Cómo afecta en el plano exterior y en particular en el rol de presidente del G20 este año la incertidumbre política italiana?

A pesar de que la presidencia del G20 es, obviamente, rotativa, personalmente veo que la oportunidad que tiene Italia entre manos es única y reivindicativa. Única porque estamos hablando de la posibilidad de devolver a Italia al primer plano de la escena mundial (tratándose de la séptima economía del mundo y el tercer socio de peso en la Eurozona); y reivindicativa, por todo lo que el país soportó a lo largo de los últimos doce meses, resultando en la nación europea epicentro del Covid19.

Si como internacionalistas entendemos a la política exterior como un resultado o reflejo de la política doméstica de un Estado, es imperioso para Italia el hecho de resolver este cataclismo político cuanto antes, para así poder ocuparse de la política exterior.

Otro factor importante a destacar es que no estamos solamente hablando de la política exterior italiana, sino que tenemos a la Unión Europea de manera omnipresente en este importante desafío que enfrenta el Bel Paese. Es un país, pero también el reflejo de un proyecto político, económico, cultural y regional. En este sentido, no es casual que se apelara al hombre del Vitruvio de L. Da Vinci y los lemas que esta presidencia eligió representar: personas, planeta y prosperidad. Por todos estos motivos, urge estabilizar la situación interna de cara a los prometedores desafíos que el plano internacional le propone a Italia en este 2021.

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

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