Israel y Qatar cerraron acuerdos millonarios en materia de defensa, una decisión que generó sorpresa internacional debido al contexto de crecientes denuncias sobre los vínculos entre Doha y Hamás. Según medios locales, el primer ministro Benjamin Netanyahu autorizó operaciones entre las principales empresas armamentísticas del país, Elbit Systems, Rafael e Israel Aerospace Industries (IAI), y el gobierno qatarí, por un valor que supera los 100 millones de dólares. El anuncio se da apenas un día después de la publicación de documentos obtenidos por Israel en Gaza que involucrarían a Qatar en años de apoyo encubierto al movimiento islamista.
Qué incluye el millonario acuerdo de defensa entre Israel y Qatar
La información que trascendió al respecto de estos acuerdos indica que la empresa tecnológica Elbit firmó acuerdos por un valor superior a los 100 millones de dólares, mientras que Rafael cerró tratos por decenas de millones y directivos de IAI realizaron más de veinte visitas a Doha antes de mantener una reunión de alto nivel con funcionarios qataríes en territorio israelí. La aprobación de estos convenios contó también con el visto bueno del Ministerio de Defensa y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), lo que sugiere un respaldo institucional amplio a la operación.

El contexto de estas transacciones es particularmente sensible: apenas un día antes, salieron a la luz documentos incautados en Gaza que expondrían años de colaboración financiera y operativa entre Qatar y Hamás. En paralelo, reportes señalarían que miembros de inteligencia qatarí se habrían reunido con representantes del grupo islamista para discutir entrenamiento militar y la integración de combatientes palestinos provenientes de Siria.
Relación entre Qatar e Israel, entre el pragmatismo y la contradicción
La relación entre Israel y Qatar se mueve en un terreno ambiguo, marcado por la coexistencia de intereses estratégicos, colaboraciones discretas y profundas tensiones ideológicas. Aunque Doha ha sido durante años un canal clave para las negociaciones con Hamás y un actor central en la entrega de ayuda humanitaria a Gaza, también ha sido acusada de financiar indirectamente al brazo militar del grupo islamista. Esta dualidad convierte a Qatar en un socio incómodo según la retórica israelí: vital para liberar rehenes y facilitar acuerdos, pero también sospechoso de sostener a quienes buscan la destrucción de Israel.

Simultáneamente, Qatar se encuentra proyectado activamente su influencia global, combinando inversiones masivas a través del Qatar Investment Authority, con estrategias de diplomacia paralela, alianzas académicas y una red mediática encabezada por Al Jazeera. En Israel, esta influencia se ha materializado en inversiones tecnológicas, vínculos con think tanks y operaciones empresariales que han generado controversia. La estrategia futura de Israel dependerá de cómo logre equilibrar el interés táctico inmediato con la necesidad de frenar la penetración de Doha en su sistema político y de seguridad.
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