El Congreso de Perú destituyó este viernes a la presidenta Dina Boluarte, tras aprobar con 123 votos a favor su vacancia por “permanente incapacidad moral” en el marco de una profunda crisis de inseguridad y desconfianza política. La mandataria, de 63 años, fue reemplazada por el titular del Congreso, José Jerí, quien juró como presidente interino hasta julio de 2026.

La decisión marca un nuevo capítulo en la inestabilidad política del país andino, que desde 2016 ha tenido siete presidentes, tres de ellos destituidos por el Parlamento.

Un Congreso unido por la crisis

La moción fue impulsada por una amplia coalición de partidos —desde Fuerza Popular hasta Renovación Popular— que argumentaron la “incapacidad moral permanente” de Boluarte para continuar en el cargo. La mandataria no se presentó a la sesión de defensa ante el pleno, y su ausencia precipitó la votación.

Crédito: AFP

“En consecuencia, ha sido aprobada la vacancia de la presidenta de la República”, anunció Jerí, quien asumió de inmediato la jefatura del Estado. Durante su juramento, el nuevo mandatario prometió “declarar la guerra al crimen organizado” y priorizar la seguridad ciudadana como eje de su gestión.

Inseguridad, escándalos y aislamiento político

La caída de Boluarte se produjo tras semanas de tensión y una seguidilla de episodios de violencia, incluido un tiroteo durante un concierto en Lima que dejó cinco heridos y expuso el deterioro de la seguridad pública.

Sin apoyo partidario ni respaldo popular, Boluarte enfrentaba además investigaciones fiscales por presunto enriquecimiento ilícito —el llamado Rolexgate— y por el uso excesivo de la fuerza en las protestas de 2023, que dejaron más de 50 muertos, según la ONU.

En su primera reacción tras la destitución, Boluarte denunció que el Congreso la apartó “con las implicancias que eso tiene para la democracia del país” y se definió como “una mujer demócrata que ha trabajado por su pueblo”.

La era Boluarte llega a su fin

Boluarte había asumido la presidencia el 7 de diciembre de 2022, tras la destitución de Pedro Castillo, quien intentó disolver el Congreso y actualmente está detenido por rebelión. Aunque había prometido renunciar si Castillo era removido, decidió continuar en el cargo, lo que alimentó protestas en el sur del país y fuertes cuestionamientos sociales.

Con su salida, la expresidenta pierde el fuero político y podrá ser procesada penalmente por los casos pendientes. En paralelo, el Congreso deberá definir el calendario electoral para los comicios generales de abril de 2026.

Un nuevo intento de estabilidad

El flamante presidente José Jerí, de 38 años y perteneciente al partido Somos Perú, enfrenta el desafío de gobernar un país exhausto por la violencia, la fragmentación política y la desconfianza institucional.

“El principal enemigo está afuera, en las calles, en las bandas criminales. Ellos son nuestros enemigos y debemos declararles la guerra”, afirmó Jerí en su discurso inaugural, en un intento de marcar distancia con la gestión anterior.

Perú suma así un nuevo cambio de mando en menos de una década, reflejo de una crisis estructural que combina corrupción, polarización y un sistema político incapaz de garantizar estabilidad democrática.

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

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