En una clara demostración de poder naval y ambición geoestratégica frente a la creciente rivalidad con Estados Unidos, la Armada China desplegó por primera vez de forma simultánea sus dos portaaviones operativos, el Liaoning y el Shandong, en el Pacífico occidental. Según confirmó el Ministerio de Defensa de Japón, ambos buques llevaron a cabo ejercicios en regiones distintas pero estratégicamente sensibles, dentro de la zona de influencia nipona, consolidando así la capacidad del gigante asiático de proyectar fuerza en aguas alejadas de su litoral y de desafiar el predominio marítimo estadounidense en el Indo-Pacífico.

La Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) informó que los ejercicios buscan “probar la defensa en alta mar y las operaciones conjuntas”. Aunque fueron calificados por Pekín como entrenamientos “de rutina” y sin un objetivo específico, el contexto regional sugiere que el mensaje está dirigido tanto a Estados Unidos como a sus aliados en Asia-Pacífico.
Un paso más allá del segundo arco insular
El Shandong fue detectado en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Japón al sudeste de la isla Miyako, en Okinawa, mientras que el Liaoning cruzó el denominado segundo arco insular —que se extiende desde Japón hasta Guam y Micronesia—, operando frente a la isla Minamitorishima. Esta es la primera vez que un portaaviones chino supera esta línea estratégica, históricamente considerada como una barrera de contención de Washington y Tokio.
El ministro de Defensa japonés, Gen Nakatani, calificó las maniobras como una señal de que China está “potenciando las capacidades operativas de sus portaaviones en espacios marítimos y aéreos lejanos”. Tokio respondió con vigilancia intensiva, radares móviles y protestas diplomáticas. Aunque Pekín sostuvo que sus acciones se ajustan al derecho internacional, el episodio elevó la tensión en una región ya marcada por múltiples disputas territoriales y ejercicios militares cruzados.
Taiwán y Corea del Sur también en alerta
Desde Taipéi, el ministro de Defensa de Taiwán, Wellington Koo, aseguró que este despliegue simultáneo “confirma la naturaleza expansionista” de la estrategia marítima china. Para Koo, cruzar del primer al segundo arco insular implica no solo una proyección de fuerza, sino una clara señal política.
A esto se suma la reciente alarma de Corea del Sur, tras detectarse al nuevo portaaviones chino Fujian realizando pruebas en la Zona de Medidas Provisionales (PMZ) del mar Amarillo, en aguas disputadas. Según reportes de Zona Militar y medios surcoreanos, se trató del primer ejercicio en esa área con aviones embarcados desde un portaaviones chino.

El Fujian, de diseño completamente nacional y dotado de tecnología de catapultas electromagnéticas similar al EMALS estadounidense, se encuentra en su fase final de pruebas antes de entrar en servicio. Es el tercer portaaviones chino y el primero que incorpora sistemas comparables a los de la clase Gerald R. Ford de EE.UU., lo que representa un salto cualitativo para la proyección aérea naval de China.
Un mensaje estratégico más allá de los ejercicios
De acuerdo con el experto Collin Koh, del S. Rajaratnam School of International Studies de Singapur, el despliegue simultáneo de los portaaviones no es casual: “El mensaje es claro, especialmente para EE.UU. y sus aliados: China no retrocede en su objetivo de proyectar poder más allá de sus costas”.
No obstante, Koh advierte que el despliegue naval en tiempos de paz dista mucho de la eficacia en condiciones de combate real. “Incluso los grupos de batalla con portaaviones pueden volverse vulnerables ante las crecientes capacidades de ataque de largo alcance de sus adversarios, como los misiles costeros de Japón y EE.UU.”.
Un equilibrio regional cada vez más inestable
El reciente aumento de presencia naval china en puntos estratégicos del Pacífico Occidental se suma a una serie de movimientos que preocupan a las capitales regionales. En mayo, China ya había enviado un número inusualmente alto de buques de guerra y guardacostas a través de las aguas del este de Asia. A su vez, los ejercicios en torno a Taiwán siguen siendo un recordatorio constante de la voluntad de Pekín de recurrir a la fuerza si lo considera necesario para recuperar la isla.
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*Fotografías empleadas a modo de ilustración.