La cantidad de ejercicios militares en el norte de Finlandia ha aumentado significativamente desde su adhesión a la OTAN, al igual que su impacto medioambiental en el Ártico. Este territorio, considerado uno de los ecosistemas de mayor importancia para la conservación ecológica, se ve afectado por la frecuencia de las maniobras, que alteran diversas prácticas esenciales para su preservación.

Uno de los ejemplos más citados recae en las prácticas tradicionales de pastoreo de renos, donde los pastizales de líquenes, esenciales para estos rebaños, han sido alterados por la expansión de entrenamientos con tanques y fuego real de artillería. En paralelo, el contexto genera preocupación entre los pastores indígenas Sámi, quienes dependen de la cría de renos como parte fundamental de su cultura y economía
El rechazo a la militarización del norte del país
Los pastores de renos del norte de Finlandia denuncian un aumento del estrés entre los animales, especialmente en épocas delicadas como la temporada de partos de mayo. Asimismo, manifiestan que se han perdido partes del bosque que antes se utilizaban como pastos debido a que “las trincheras, las huellas de los tanques y las laderas taladas han inutilizado la tierra para el pastoreo”.
“La actividad militar ha aumentado enormemente aquí desde que Finlandia se unió a la OTAN. El uso de tanques pesados del ejército y la presencia de miles de soldados en el bosque destruyen los pastos de líquenes. Los renos ya no podrán vivir aquí”, afirmó Kyösti Uutela, que dirige un distrito de cría de renos cerca del campo de tiro de artillería de Rovajärvi.

A medida que Finlandia intensifica su participación en la OTAN y acoge más operaciones internacionales de adiestramiento, los reclamos son mayores. “Las actividades estresan tanto a las renos hembras como a las crías recién nacidas, y las alejan de sus pastos naturales”, denuncian desde la región.
Pastores locales consideran que el cambio en el territorio ha sido “radical”, y que las grandes maniobras militares obligan a los animales a abandonar sus rutas tradicionales. De manera similar, Tuomas Aslak Juuso, presidente en funciones del Parlamento Sami de Finlandia, afirmó que la militarización del Ártico, junto con el cambio climático y los cambios en el uso del suelo, plantean crecientes desafíos a las tradiciones de pastoreo de los samis.
Desde la óptica militar
Finlandia ingresó en la OTAN en 2023 y formalizó un acuerdo de cooperación en materia de defensa con Estados Unidos al año siguiente. Desde entonces, la actividad de entrenamiento militar ha aumentado, considerando que se trata de una zona de más de 1.000 kilómetros cuadrados y es la mayor de su clase en Europa occidental, a sólo 100 kilómetros de la frontera rusa.
Las Fuerzas de Defensa del país consideran que este tipo de regiones del norte son especialmente necesarias para los entrenamientos. Rovajärvi, por ejemplo, ofrece oportunidades únicas de entrenamiento debido a su tamaño, paisaje y variación estacional.

Las tropas han declarado que las necesidades de pastoreo se tienen en cuenta en la programación y ubicación de los ejercicios. Pero los ejercicios han sido denunciados en varias ocasiones, puntualmente por no haber sido informados con antelación a los pastores.
El dilema entre seguridad y conservación
La dicotomía entre promover la seguridad de la alianza y apuntar a la conservación ambiental no ocurre únicamente en Finlandia. En diversas regiones del mundo, la actividad militar interfiere con la vida silvestre y las comunidades locales y ha generado conflictos ambientales y sociales.
En el Ártico canadiense, por ejemplo, los ejercicios militares han afectado la migración de los caribúes, otro animal clave para las comunidades indígenas. La construcción de bases y el ruido de los entrenamientos han alterado sus rutas naturales, obligando a los cazadores a recorrer mayores distancias para encontrar alimento.
En Estados Unidos, la expansión de bases militares en zonas desérticas ha impactado especies como la tortuga del desierto, cuya población ha disminuido debido a la destrucción de su hábitat. En el sudeste asiático, la presencia de tropas en selvas tropicales ha afectado la biodiversidad, desplazando especies y contaminando fuentes de agua utilizadas por comunidades locales.
Los gobiernos suelen justificar estos ejercicios militares como una necesidad estratégica, especialmente en tiempos de tensión geopolítica como los que se viven actualmente. Sin embargo, los efectos sobre el medio ambiente y las poblaciones locales también plantean interrogantes sobre la sostenibilidad de estas prácticas y el impacto a futuro que pueden tener.
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