El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, anunció el pasado domingo 18 de mayo el lanzamiento de una nueva operación terrestre israelí, denominada “Carros de Gedeón”, sobre la Franja de Gaza. El plan ofensivo busca lograr la ocupación total del territorio palestino, desplazar a la población hacia el sur e interferir en el envío de ayuda humanitaria, contribuyendo a que la crisis alcance niveles cada vez más altos.
La situación en la Franja de Gaza es cada vez más preocupante; el bloqueo israelí de alimentos y medicinas entra ya en su tercer mes. Los niños sufren de desnutrición profunda, los hospitales se quedan sin medicamentos y expertos internacionales advierten de una posible hambruna y posterior epidemia entre los más de dos millones de habitantes.
“Estamos destruyendo cada vez más hogares, y los gazatíes no tienen ningún lugar al que regresar. El único resultado inevitable será el deseo de los gazatíes de emigrar fuera de la Franja de Gaza”, dijo el líder israelí en el Comité de Asuntos Exteriores y Defensa, según el diario Jerusalem Post.

El responsable de la agencia para los refugiados palestinos denuncia que la ayuda se está convirtiendo en “un arma al servicio de objetivos políticos y militares”, mientras que el Comité de los Derechos del Niño condena “la inanición masiva de niños”.
Frente a esta nueva situación, los aliados de Israel, Reino Unido, Canadá y Francia, amenazaron con “tomar acciones concretas” contra el Estado Israelí en caso de que el mismo no detenga su ofensiva terrestre que ha dejado ya cientos de muertos. Por su parte, Estados Unidos se enfoca en la necesidad de minimizar las bajas civiles y declarando que una hambruna en Gaza no es tolerable.
París, Ottawa y Londres no dieron declaración acerca de en qué podrían consistir sus represalias, pero solicitan un alto al fuego, estableciendo que Israel tenía derecho a defender a los israelíes contra el terrorismo, pero que esta escalada es totalmente desproporcionada, solicitando, además, un cese al fuego alegando que “el nivel de sufrimiento humano en Gaza es intolerable”. Esta situación representa la creciente impaciencia y enojo político de los aliados de Israel por la situación humanitaria en la Franja de Gaza.
“Una gota en el océano”
La situación humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles desesperantes, donde no había entrado ningún tipo de ayuda desde el pasado 2 de marzo a partir de que Israel diera por roto el alto el fuego firmado con Hamás.
Netanyahu, aseguró el lunes que Israel permitiría una entrada “mínima” de ayuda a Gaza, sometida a un bloqueo total desde principios de marzo, por temor a que las imágenes de una hambruna en el enclave obligaran a los aliados de Israel a retirar su apoyo militar y diplomático al país.

Así fue como el pasado 19 de mayo, Tom Fletcher, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, anunció en sus redes sociales que las autoridades israelíes habían permitido, de forma temporal, entregar ayuda limitada a Gaza tras 11 semanas de bloqueo. “Una gota en el océano”, declaró. “Debe llegar a los civiles que la necesitan con tanta urgencia, y debemos poder ampliarla. Estamos decididos a salvar tantas vidas como sea posible”.
El primer ministro israelí declaró que no detendrá la guerra hasta llegar a una “victoria total” sobre Hamás, que incluye desarme del territorio y el exilio del grupo terrorista, asegurando que “la presión externa no desviará a Israel de su camino para defender su existencia y seguridad frente a enemigos que buscan su destrucción”.
“Israel seguirá defendiéndose hasta lograr la victoria real”, anunció Netanyahu en sus redes sociales.
Te puede interesar: Trump revela que ordenó a Israel detener el ataque sobre Irán para dejar paso a conversaciones nucleares