El megaproyecto ilegal que tiene el Reino Unido de explotación petrolera en la cuenca norte de las Islas Malvinas —conocido como Sea Lion (León Marino)— ha vuelto a enfrentar un nuevo obstáculo en su cronograma de ejecución. La compañía israelí Navitas Petroleum, principal operadora del proyecto, postergó la decisión final de inversión (FID, por sus siglas en inglés) para la primera fase de desarrollo, trasladándola a la segunda mitad de 2025. El motivo: la necesidad de cerrar un plan financiero robusto que contemple deuda bancaria senior, lo que exige un proceso exhaustivo de due diligence por parte de las entidades financieras.
El yacimiento Sea Lion está ubicado a unos 220 kilómetros al norte del archipiélago en el Bloque 14/10, dentro de las licencias ilegítimas de producción PL032 y PL004b. El plan de desarrollo del campo (FDP) contempla una infraestructura offshore basada en una unidad flotante de producción, almacenamiento y descarga (FPSO, por sus siglas en inglés), junto con dos campañas de perforación para las fases 1 y 2. De acuerdo con el esquema actual, una FPSO reacondicionada será empleada para las dos primeras fases del área norte, mientras que un buque de mayores dimensiones será necesario para etapas futuras.

El proyecto, cuyo costo estimado para la primera fase asciende a 1.400 millones de dólares, se perfila como una de las iniciativas hidrocarburíferas más ambiciosas en aguas del Atlántico Sur. Según el comunicado oficial de Rockhopper Exploration —socio minoritario con un 35% de participación—, se ha avanzado en la firma del mandato técnico y financiero con una entidad bancaria líder, y se ha recibido “una respuesta positiva inicial” por parte de potenciales financiadores. No obstante, la complejidad del cierre financiero ha desplazado la decisión final hacia el segundo semestre del año.
Además de las 312 millones de barriles de petróleo estimados para la etapa inicial, la certificación de recursos 2C totales en la cuenca norte de las Islas Malvinas ha sido revisada al alza, pasando de 712 a 791 millones de barriles. A futuro, se contempla también el desarrollo del campo Isobel-Elaine, al sur del bloque actual, lo que podría agregar aún más volumen al portafolio energético del Reino Unido en la región.

Sam Moody, director ejecutivo de Rockhopper, declaró que “seguimos trabajando con el operador Navitas para acercar el proyecto Sea Lion a su FID. El trabajo financiero empieza a tomar tracción, al tiempo que los avances técnicos continúan, por lo que esperamos brindar nuevas actualizaciones al mercado en breve”.
Navitas Petroleum ostenta el 65% del proyecto y considera a Sea Lion como “el próximo gran desarrollo” en su cartera energética. La firma, de capital israelí, refuerza con este proyecto su posicionamiento estratégico en exploraciones offshore a gran escala.
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