La Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de Estados Unidos presentó recientemente una actualización clave sobre el poderío militar norcoreano, subrayando un incremento en las capacidades defensivas y ofensivas del régimen de Kim Jong-un. El informe, presentado ante el Subcomité de Inteligencia y Operaciones Especiales de la Cámara de Representantes, sostiene que Corea del Norte se encuentra en su posición estratégica más sólida en décadas, con potencial para mantener operaciones defensivas prolongadas en su territorio y representar una amenaza tangible para fuerzas estadounidenses y sus aliados en el noreste asiático.
Este ajuste analítico por parte de la DIA refleja una percepción más seria de la capacidad del régimen para resistir ofensivas convencionales, apoyado en factores geográficos, doctrinas de guerra asimétrica y el uso intensivo de instalaciones subterráneas que dificultan un ataque directo. Aunque el informe señala limitaciones significativas en materia de recursos y modernización de sus fuerzas convencionales, también advierte sobre una creciente confianza de Kim Jong-un respecto a la estabilidad de su régimen.
Perspectiva estratégica: defensa interna y amenaza externa
La revisión detalla que las Fuerzas Armadas norcoreanas cuentan con una estructura compuesta por más de un millón de efectivos en servicio activo y más de siete millones de reservistas y personal paramilitar, lo que convierte al país en uno de los más militarizados del mundo. Según la DIA, el Ejército Popular de Corea estaría “casi con certeza capacitado para montar una defensa prolongada” de su territorio, en comparación con el diagnóstico previo de 2021, que estimaba una capacidad logística sostenida de apenas dos a tres meses.

Este fortalecimiento defensivo coincide con maniobras conjuntas entre fuerzas especiales de EE.UU. y Corea del Sur, orientadas a la mejora de capacidades de infiltración rápida, con el objetivo de ejecutar misiones de “decapitación” en caso de conflicto. Estas actividades son interpretadas por Pyongyang como ensayos de ataques preventivos, profundizando el estado de tensión permanente en la península.
La DIA también advierte que, de fracasar la disuasión convencional, Corea del Norte aprovecharía sus ventajas defensivas —como el terreno montañoso y la infraestructura fortificada subterránea— para encarecer cualquier intento de invasión o toma territorial por parte de fuerzas extranjeras.
Dilemas de modernización y confianza creciente en Kim
A pesar de este escenario de alta preparación estratégica, el informe reconoce que las fuerzas convencionales norcoreanas enfrentan restricciones serias en términos de actualización tecnológica. Muchos de sus sistemas de armamento y plataformas siguen siendo heredados de épocas anteriores, con dificultades logísticas y de mantenimiento.
No obstante, la postura de Kim Jong-un muestra una renovada confianza, alimentada no solo por la consolidación interna del régimen, sino también por los avances en el desarrollo de misiles de largo alcance y capacidades nucleares. De hecho, un informe anterior de la DIA advirtió que, en menos de una década, los misiles norcoreanos podrían superar los actuales sistemas de defensa que protegen el territorio continental estadounidense.
Tensión latente y contexto histórico
Estados Unidos y Corea del Norte siguen técnicamente en guerra desde el conflicto de 1950-1953, ya que nunca se firmó un tratado de paz. En ese marco, más de 28.500 soldados estadounidenses permanecen desplegados en Corea del Sur como parte de un dispositivo disuasivo. Para Pyongyang, este despliegue y los ejercicios bilaterales son pruebas de que Washington mantiene una política hostil, lo que refuerza la narrativa de autodefensa nacional promovida por el régimen.
Según el analista Ankit Panda, investigador del Carnegie Endowment for International Peace, el giro en la evaluación de la DIA se alinea con indicios ya detectados en medios oficiales norcoreanos: “Parece haber un cambio significativo en la preparación convencional de Corea del Norte para la defensa territorial”.
La actualización estadounidense sobre el arsenal y el poder militar de Corea del Norte llega en un contexto de renovada escalada retórica y militar en la región. Mientras Pyongyang fortalece sus defensas y ensaya su capacidad de disuasión, Washington mantiene el foco en la contención, en un tablero geoestratégico cada vez más volátil.
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