En medio de una ofensiva militar cada vez más intensa y del endurecimiento de las críticas internacionales, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, aseguró que su país “tomará el control de todo el territorio de Gaza”. La declaración llega tras una serie de bombardeos que, en cuestión de días, dejaron cientos de muertos, en su mayoría civiles, y provocaron una renovada condena por parte de aliados históricos como el Reino Unido, Francia y Canadá.
Estas tres potencias calificaron como “inadmisible” la actual escalada de violencia en Gaza y advirtieron que, de no cesar los ataques y levantarse el bloqueo a la ayuda humanitaria, adoptarán “medidas concretas” contra Israel. “No vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras el gobierno israelí lleva adelante estas acciones desproporcionadas”, afirmaron en un comunicado conjunto emitido el lunes.
El propio Netanyahu respondió a las advertencias reafirmando su postura beligerante: “Seguiremos luchando hasta alcanzar la victoria total. Los líderes en Londres, Ottawa y París están premiando a quienes perpetraron el ataque genocida del 7 de octubre, e incentivando futuras atrocidades”.
Ataques renovados, víctimas civiles y ayuda insuficiente
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) declararon zona de combate a toda la ciudad de Khan Younis y ordenaron evacuar a los civiles. Sin embargo, la mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados varias veces, padecen hambre extrema y no tienen a dónde ir. En ese contexto, los últimos ataques han provocado la muerte de más de 500 personas solo en la última semana, con bombardeos sobre viviendas, escuelas y hospitales.

Pese a la creciente amenaza de hambruna y presión internacional, el domingo Netanyahu anunció una leve flexibilización del asedio impuesto hace 11 semanas. El lunes ingresaron apenas nueve camiones con ayuda, una cifra ínfima si se compara con los más de 500 vehículos diarios necesarios para abastecer mínimamente al enclave, según datos de la ONU.
Las organizaciones humanitarias, entre ellas la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), calificaron de “totalmente insuficiente” el ingreso de ayuda y alertaron sobre el inminente colapso humanitario. “Los centros de distribución están vacíos desde hace semanas. Ya no hay nada para repartir”, afirmó Louise Wateridge, vocera de la UNRWA.
Críticas internas y fracturas políticas
El anuncio de Netanyahu sobre el ingreso limitado de ayuda generó rechazo incluso dentro de su gabinete. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, líder de la extrema derecha, declaró que “ahora se conquista, se limpia y se permanece, hasta destruir a Hamás”. En una conferencia de prensa, sugirió desplazar a los habitantes del sur de Gaza hacia terceros países como parte del plan trazado por Donald Trump.
Smotrich también defendió la estrategia de mantener la presencia militar en el terreno para “aniquilar lo que queda de Gaza”, lo cual ha sido interpretado por múltiples analistas como un llamado a la expulsión masiva de la población civil.
Desde la oposición israelí también surgieron críticas. Yair Golan, ex jefe adjunto del Estado Mayor y actual dirigente del partido centroizquierdista Demócratas, acusó al gobierno de actuar de forma criminal contra la población civil: “Un país sensato no asesina bebés, no bombardea escuelas ni expulsa poblaciones enteras”, afirmó. Netanyahu lo acusó de replicar “calumnias antisemitas”.
Estados Unidos, en silencio incómodo
Mientras la relación con Europa se deteriora, el vínculo con Washington atraviesa un momento ambiguo. Si bien la administración Trump evitó condenas directas, el expresidente admitió que “mucha gente se está muriendo de hambre” en Gaza, y aseguró que se hará cargo de la situación.
Estados Unidos cerró recientemente su Oficina de Asuntos Palestinos en Jerusalén, decisión interpretada como un gesto de alineamiento con el gobierno israelí, aunque en privado algunos de sus senadores han transmitido su malestar por las imágenes de niños hambrientos y cadáveres entre los escombros.
Nuevas estructuras de distribución bajo control israelí
Israel propone ahora reemplazar las redes de distribución humanitaria por centros logísticos controlados por el ejército y contratistas armados. La gestión quedaría en manos de una organización registrada en Suiza, la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), liderada por el exmarine estadounidense Jake Woods. Sin embargo, la ONU y varias ONGs se han negado a cooperar con esta iniciativa, alegando violaciones a la neutralidad y riesgos para el personal humanitario.
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