La posibilidad de un alto el fuego en Ucrania podría generar un escenario de creciente amenaza para la seguridad europea, que, según un reciente informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), Rusia podría estar en condiciones de lanzar una ofensiva militar contra países de la OTAN a partir de 2027 si se reconfigura su aparato de defensa y si Estados Unidos reduce su presencia en el continente para enfocar sus capacidades hacia el Indo-Pacífico.

A ello se suma que las capacidades aéreas y navales rusas se han visto mínimamente afectadas por la guerra, lo que refuerza la posibilidad de que el Kremlin mantenga un poder ofensivo significativo, es por esto que el informe plantea que si las fuerzas estadounidenses comenzaran a retirarse del teatro europeo a partir de mediados de 2025, Europa enfrentaría una ventana crítica de vulnerabilidad estratégica.
El costo para Europa de reemplazar a Estados Unidos en la defensa continental
En este contexto, el informe estima que a Europa le costaría más de 752.000 millones de dólares compensar el vacío que dejaría una eventual retirada estadounidense, lo que incluiría el reclutamiento de al menos 128.000 soldados adicionales, así como la adquisición de 400 aviones de combate y 20 destructores.
El IISS advierte que los aliados europeos no pueden seguir considerando garantizada la presencia militar de Estados Unidos en la región, ya que la posibilidad de que Washington modifique su compromiso estratégico, especialmente bajo un nuevo mandato de Donald Trump, implica que las naciones europeas deben avanzar hacia una mayor autonomía operativa y financiera en materia de defensa.

Trump ha sostenido que Europa ya no puede depender de la protección estadounidense si no incrementa su inversión militar, en la antesala de la cumbre de la OTAN en La Haya, ha reiterado que el gasto en defensa de los miembros europeos debería alcanzar el 5 % del PIB, una exigencia muy superior al umbral del 2 % establecido por la Alianza.
Por su parte, el informe destaca que Vladímir Putin destinará el 7,5 % del PIB ruso a gastos militares para finales de 2025, que, a pesar de las sanciones occidentales, el Kremlin ha demostrado una resiliencia notable para sostener el esfuerzo bélico y reorganizar su aparato militar, lo que refuerza la advertencia central del IISS: la capacidad de Rusia para reconstruir su poderío no debe subestimarse.
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