El canciller alemán, Friedrich Merz, anunció ante el Bundestag su intención de transformar a la Bundeswehr en el ejército convencional más poderoso de Europa. En su primera declaración de gobierno, Merz aseguró que Alemania destinará todos los recursos financieros necesarios para cumplir ese objetivo, al tiempo que adelantó la introducción de un nuevo servicio militar voluntario.

“La fuerza disuade la agresión. La debilidad, en cambio, la invita”, sentenció Merz, en una alusión directa al nuevo enfoque que adoptará su coalición de gobierno frente a las amenazas externas. La declaración representa un giro contundente en la política de defensa del país y responde al contexto de creciente inseguridad regional provocado por la guerra en Ucrania.

Su discurso refuerza el consenso entre los aliados europeos sobre la necesidad de mejorar sus capacidades de defensa, especialmente frente a una Rusia cada vez más desafiante en el escenario internacional, donde Estados Unidos, bajo la administración Trump, también ha presionado a los países de la OTAN para que aumenten su responsabilidad en materia de defensa, una exigencia que Berlín ahora parece decidido a asumir.

El rearme alemán y su despliegue en Lituania marcan un cambio histórico

Alemania, históricamente reticente a mostrar fuerza militar por su papel en la Segunda Guerra Mundial, ha comenzado en los últimos años un proceso de reformulación de su estrategia de seguridad, a partir de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, que aceleró este cambio, llevando al gobierno alemán a incrementar notablemente su gasto en defensa y a proporcionar asistencia militar a Kiev.

En línea con esta transformación, tropas alemanas han sido desplegadas por primera vez desde 1945 en una misión permanente fuera del país.

Una unidad alemana se establecerá en Lituania, sobre el flanco oriental de la OTAN, y estará plenamente operativa en 2027, lo que refleja la implicación directa de Berlín en la contención de Rusia.

Actualmente, la Bundeswehr cuenta con unos 181.600 efectivos activos, según datos de Global Firepower. En términos de capacidad militar, Alemania ocupa el tercer lugar en la Unión Europea, detrás de Francia e Italia, y el sexto en la OTAN, por debajo de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Turquía e Italia.

Presiones aliadas y legitimidad interna para un rearme ambicioso

La administración Trump ha elogiado el aumento del gasto militar alemán, y el secretario de Estado, Marco Rubio, instó recientemente a los países de la OTAN a llevar su gasto de defensa al 5% del PIB. Alemania, como la mayor economía del continente, se encuentra en una posición clave para liderar este esfuerzo colectivo, tanto por sus capacidades como por las expectativas de sus aliados.

“Esto es más que apropiado para el país más poblado y económicamente fuerte de Europa”, expresó Merz, citado por POLITICO: “Nuestros amigos y socios también esperan esto de nosotros, y es más, lo exigen”, añadió el canciller, subrayando el peso geopolítico de Alemania en la arquitectura de seguridad continental.

En su intervención, Merz ratificó el compromiso de Berlín con el apoyo a Ucrania, aunque dejó en claro que Alemania no participará directamente en el conflicto: “El resultado de esta guerra decidirá si la ley y el orden seguirán vigentes en Europa y el mundo, o si imperarán la tiranía, la fuerza militar y la ley del más fuerte”, advirtió, según el medio alemán Die Zeit.

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Redacción
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