Estonia acusó oficialmente a Rusia de una violación de su espacio aéreo y, por ende, del espacio de la OTAN, luego de que un caza ruso irrumpiera brevemente en el cielo estonio durante una operación naval para interceptar un buque sospechoso vinculado a la llamada “flota fantasma” rusa. El incidente, que tuvo lugar el 13 de mayo y fue confirmado por el canciller estonio Margus Tsahkna desde la cumbre informal de ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN en Antalya, Turquía, marca una nueva escalada en la ya tensa relación entre Moscú y las repúblicas bálticas.
El avión involucrado, un caza Sukhoi Su-35, habría ingresado durante aproximadamente un minuto en el espacio aéreo estonio cuando las autoridades marítimas locales intentaban escoltar al petrolero Jaguar de regreso a aguas rusas. El buque, sin bandera y aparentemente sin seguro, fue considerado una embarcación ilegal en tránsito por el Golfo de Finlandia.

“Este avión violó el espacio de la OTAN. Es algo completamente nuevo y refleja un cambio en la postura rusa: ahora se muestra dispuesta a usar la fuerza para proteger a su flota fantasma”, declaró Tsahkna en rueda de prensa. Asimismo, confirmó que aviones aliados fueron activados para interceptar al caza ruso, lo que evitó un incidente mayor.
La denominada “flota fantasma” está compuesta por buques cisterna obsoletos, muchas veces registrados bajo banderas de conveniencia —como Gabón o Islas Cook— y operados por empresas pantalla en países que no aplican sanciones occidentales, como Emiratos Árabes Unidos o las Islas Marshall. Estos navíos permiten a Moscú evadir las sanciones impuestas por la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido, manteniendo el flujo de exportaciones de petróleo ruso por debajo del tope de 60 dólares por barril.

El Jaguar, según medios estonios, fue identificado en aguas internacionales, pero su falta de bandera y documentación habilitante llevó a que Estonia desplegara medios aéreos y marítimos —incluyendo un helicóptero AW139, un avión de patrullaje M28 Skytruck y el patrullero EML Raju— para interceptarlo. El buque finalmente regresó al puerto ruso de Primorsk sin mayores incidentes.
No se trata del primer episodio de este tipo. En abril, el petrolero Kiwala, también vinculado a la flota fantasma, fue detenido por la Armada de Estonia en circunstancias similares. Estos casos refuerzan la advertencia de Tallin: Rusia ha adoptado una postura más agresiva en defensa de su estructura logística sancionada.
“Debemos entender que Rusia ya no niega su conexión con esta flota. Por el contrario, está dispuesta a usar recursos militares para garantizar su operación”, subrayó Tsahkna, al tiempo que instó a la OTAN a fortalecer las patrullas aéreas y marítimas en el Báltico. La próxima semana, se espera que la UE amplíe su lista de sanciones con nuevas incorporaciones de buques y empresas vinculadas a esta red paralela.
El incidente se enmarca en un contexto de creciente presión sobre la infraestructura logística rusa. Según Bloomberg, desde enero se ha registrado un aumento de buques reabanderados ante las crecientes dificultades para operar con registros reconocidos a nivel internacional.
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