El esperado encuentro entre el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y su par ruso, Vladímir Putin, no se concretará. En su lugar, el Kremlin decidió enviar una delegación de menor jerarquía a las conversaciones de paz previstas en Estambul, lo que ha sumido las negociaciones en un clima de incertidumbre y desconfianza. El desplante del mandatario ruso marca un nuevo punto de tensión en un conflicto que, con más de dos años de duración, se ha convertido en el más sangriento de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La delegación rusa, encabezada por el asesor presidencial, Vladímir Medinski, incluye al viceministro de Defensa, Alexander Fomin, al viceministro de Relaciones Exteriores, Mijaíl Galuzin y al director de inteligencia militar (GRU), Igor Kostiukov. Esta comitiva llegó a Turquía con el objetivo de participar en las tratativas, pero sin contar con figuras clave como el propio Putin, el canciller Serguéi Lavrov o su principal asesor en política exterior. Para Zelenski, este gesto fue interpretado como una maniobra simbólica sin voluntad real de alcanzar acuerdos.

“Estoy aquí. Creo que es un mensaje claro”, declaró Zelenski al llegar a Ankara, tras señalar que Ucrania evaluará los pasos a seguir luego de su reunión con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Según el mandatario ucraniano, es necesario establecer si los enviados rusos tienen mandato suficiente para tomar decisiones significativas.

Desde Moscú, en tanto, se acusó a Ucrania de “querer montar un espectáculo” en torno a las negociaciones, mientras se afirmaba que la delegación estaba lista para un trabajo “serio”. Las versiones contrastan con la confusión en Estambul, donde no se confirmó formalmente un cronograma ni una locación definitiva para el diálogo. Reporteros se agolpaban en los alrededores del Palacio Dolmabahce, señalado por Rusia como sede tentativa de los encuentros.

La ausencia de Putin también representa un revés para los intentos de mediación del presidente estadounidense Donald Trump, quien presiona desde hace semanas por una resolución diplomática del conflicto. Trump, que recientemente calificó la guerra como “estúpida”, advirtió que retirará su respaldo a las gestiones si no se observa un progreso concreto. En declaraciones realizadas durante su gira por Medio Oriente, afirmó que asistiría a la cumbre en Turquía “si fuera apropiado”, reafirmando su deseo de que ambas partes “hagan algo para detener esto”.

Desde Washington, el secretario de Estado, Marco Rubio, remarcó que no existe una solución militar al conflicto y que el gobierno norteamericano estaría dispuesto a explorar cualquier vía que conduzca a un acuerdo. Sin embargo, las posturas entre Moscú y Kiev siguen siendo irreconciliables. Zelenski exige un cese al fuego inmediato de 30 días, mientras que Putin insiste en discutir primero los términos del armisticio.

Las exigencias rusas incluyen el reconocimiento de los territorios ocupados en el este y sur de Ucrania, el abandono del objetivo de ingreso a la OTAN por parte de Kiev y la adopción de un estatus de país neutral. Estas condiciones son consideradas inaceptables por el gobierno ucraniano, que busca garantías internacionales de seguridad para su integridad territorial, con especial énfasis en el respaldo de Estados Unidos.

Francia y Estonia también expresaron su malestar por la postura rusa. El canciller francés Jean-Noël Barrot afirmó que Zelenski mostró buena fe al trasladarse a Turquía, mientras que “la silla vacía de Putin dice más que cualquier comunicado”. Estonia, por su parte, denunció el envío de una delegación sin peso político real como una “bofetada diplomática”, y denunció una reciente incursión aérea rusa en su espacio soberano mientras intentaba detener un buque petrolero sancionado por el Reino Unido.

El simbolismo de la delegación rusa —compuesta por un asesor, un diplomático y un espía— no escapa a los analistas. Aunque Medinski ya había encabezado las fallidas negociaciones de marzo de 2022 en Estambul, entonces tampoco contaba con poder de decisión, según fuentes ucranianas presentes en aquellas reuniones. Esto refuerza la percepción de que el Kremlin busca ganar tiempo más que alcanzar acuerdos reales.

Mientras tanto, en el campo de batalla, Rusia informó la toma de dos nuevas localidades en la región de Donetsk, reafirmando su estrategia de presionar militarmente mientras extiende indefinidamente los procesos diplomáticos.

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Redacción
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