El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización armada kurda que durante más de cuatro décadas mantuvo una insurgencia activa contra el Estado turco, anunció oficialmente su disolución y el cese inmediato de las operaciones militares. La decisión se tomó durante su 12º Congreso, celebrado en la región del Kurdistán iraquí, donde se encontraba la principal base operativa del grupo.

“El PKK ha completado su misión histórica”, indicó la agencia prokurda Firat News, citando a altos mandos del grupo. El anuncio de la disolución llega después de un llamado realizado en febrero por su líder, Abdullah Öcalan. Según la declaración, Öcalan dirigirá el proceso político para transformar el conflicto en una causa democrática, aunque el gobierno turco aún no confirmó si aceptará su participación.
La decisión del PKK kurdo enfrenta desafíos
Desde su fundación en 1978 y el inicio de su lucha armada en 1984, el conflicto entre el PKK y el Estado turco dejó un saldo de más de 40.000 muertos y profundizó una división social y política en Turquía, particularmente en las provincias del sureste, de mayoría kurda. Ankara considera al PKK una organización terrorista, al igual que Estados Unidos y la Unión Europea.
Aunque el presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió la decisión como un paso hacia una Turquía “libre de terrorismo”, analistas consideran que todavía persisten algunos desafíos significativos. El desarme efectivo del PKK requerirá un marco legal complejo y acuerdos sobre la situación de miles de combatientes, así como garantías respecto a los derechos de la población kurda, que representa alrededor del 20 % de los 86 millones de habitantes del país.
Implicancias políticas y regionales para Turquía
Las implicancias regionales también son considerables. Aún no está claro cómo este cambio afectará a las Unidades de Protección Popular (YPG) en Siria, una milicia kurda vinculada al PKK según Turquía, pero aliada de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico.
Hasta el momento, las YPG, que previamente negaron vínculos operativos con el PKK, no se pronunciaron sobre el anuncio. En el norte de Irak, donde el PKK tenía fuerte presencia, su retiro podría aliviar las tensiones con Bagdad y con el gobierno autónomo kurdo.

Desde el punto de vista político, la disolución podría ofrecer a Erdogan un impulso interno, en un contexto marcado por desafíos económicos y agitación social. Analistas sugieren que el presidente buscará capitalizar el anuncio para consolidar su legado antes de las elecciones previstas para 2028. No obstante, la popularidad de una eventual reintegración de Öcalan en el proceso político es incierta, especialmente entre el electorado nacionalista turco.
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