En una declaración conjunta emitida este martes, los gobiernos de China y Rusia expresaron su más enérgico rechazo al nuevo proyecto estadounidense de defensa antimisiles, denominado “Golden Dome”, impulsado por el presidente Donald Trump. Según los presidentes Vladímir Putin y Xi Jinping, esta iniciativa representa una ruptura definitiva con el principio que vincula las capacidades ofensivas y defensivas estratégicas, un pilar que, sostienen, ha garantizado por décadas un frágil equilibrio en materia de seguridad internacional.
Moscú y Beijing alertan que este nuevo sistema no solo implica un incremento sustancial en la arquitectura de defensa antimisiles terrestre, sino también una preocupante expansión en el ámbito espacial. El plan contempla el desarrollo y despliegue de interceptores orbitales, lo que podría transformar al espacio exterior en un nuevo teatro de operaciones militares. Para ambos mandatarios, esta estrategia amenaza con erosionar los marcos legales y normativos que hasta ahora han limitado la carrera armamentista en órbita.

Críticas a AUKUS y advertencia sobre la proliferación nuclear en el Pacífico
En el mismo documento, los líderes condenaron también el avance de la alianza AUKUS —conformada por Estados Unidos, el Reino Unido y Australia— al considerar que socava el Tratado de Zona Libre de Armas Nucleares del Pacífico Sur. Puntualmente, cuestionaron los esfuerzos por establecer infraestructura militar nuclear en suelo australiano, país no poseedor de armas nucleares, pero ahora en estrecha cooperación con dos potencias atómicas.
Putin y Xi interpretan esta maniobra como una clara transgresión del espíritu de no proliferación, además de una amenaza directa a la estabilidad del Indo-Pacífico, región que ya se encuentra en creciente tensión debido a las disputas territoriales y la competencia estratégica entre Washington y Beijing.
Acusaciones de hegemonía occidental y manipulación histórica
Más allá de los aspectos técnico-militares, la declaración conjunta adopta un tono marcadamente político al acusar a los países occidentales de impulsar un comportamiento hegemónico que se manifiesta en la creación de mecanismos jurídicos paralelos para sancionar o condicionar a Estados con políticas exteriores independientes.

Además, criticaron los intentos de reinterpretar eventos históricos con fines políticos contemporáneos. “La historia no debe ser reescrita para justificar agendas de corto plazo”, señalaron los mandatarios, en una alusión velada a los discursos occidentales sobre conflictos pasados y presentes, especialmente en contextos como Ucrania o Asia Oriental.
Finalmente, el documento advierte sobre “los riesgos estratégicos más urgentes que requieren resolución inmediata”, entre ellos la expansión de alianzas militares lideradas por potencias nucleares cerca de las fronteras de otros Estados también poseedores de armas atómicas. Para Moscú y Beijing, estas acciones incrementan el riesgo de errores de cálculo y escalamientos no deseados, al tiempo que debilitan los mecanismos de diálogo y control de armamentos.
Te puede interesar: China y Rusia consolidan su alianza estratégica en Moscú mientras Xi Jinping denuncia el “acoso hegemónico” occidental












