En sus primeros 100 días en el poder, Donald Trump ejerció la autoridad presidencial con un alcance y velocidad sin precedentes en la historia contemporánea de Estados Unidos, donde sus acciones no solo apuntaron a desmantelar pilares emblemáticos de la cultura estadounidense como el New Deal y la Gran Sociedad (Great Society), sino que también pusieron en jaque las bases tradicionales del republicanismo heredado de Ronald Reagan, caracterizado por el libre comercio y las alianzas sólidas en el escenario internacional.

Para llevar adelante su agenda, recurrió al empresario Elon Musk, a quien encomendó la tarea de reducir drásticamente el gasto gubernamental, tomando decisiones correctivas únicamente después de los recortes. Foto: The White House.

Además, mediante declaraciones de emergencia, alteró las normas comerciales internacionales, provocando incertidumbre en los mercados y sembrando preocupación entre los inversores, y, aunque muchas de estas iniciativas habían sido anunciadas durante su campaña, su implementación fue ejecutada con una intensidad poco habitual, donde estos primeros 100 días se perfilan como uno de los períodos más transformadores de una presidencia estadounidense desde la era de Franklin D. Roosevelt.

Economía estadounidense bajo presión

Trump buscó moldear la economía estadounidense según su visión, enfrentándose a uno de los pocos contrapesos que se resistieron: los mercados financieros.

Mientras aseguraba que su política arancelaria conduciría a un resultado “bello”, la realidad mostró tres meses de turbulencias, caída de la confianza del consumidor, volatilidad bursátil y creciente escepticismo sobre la efectividad de sus medidas. Fuente: WMUR.

Utilizando la vía ejecutiva y evitando en gran medida al Congreso, Trump impuso aranceles por cientos de miles de millones de dólares, afectando incluso a los principales socios comerciales de Estados Unidos, como México y Canadá.

Estas medidas tensaron las relaciones con la Unión Europea y aceleraron negociaciones con Japón y Corea del Sur, que pese al poder económico estadounidense, Trump insistió en que su país había sido desfavorecido en los acuerdos comerciales internacionales.

Los productos provenientes de China fueron gravados con un arancel combinado del 145 %, en un intento de reequilibrar la balanza comercial. Fuente: WMUR.

La estrategia arancelaria fue presentada como una herramienta multifuncional: generar empleos manufactureros, financiar una ambiciosa rebaja impositiva estimada en cinco billones de dólares en una década, y afrontar la creciente deuda nacional, que supera los 36 billones de dólares.

Sin embargo, estudios del Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale advirtieron que estas políticas podrían reducir la renta disponible de los hogares promedio en 4.900 dólares anuales.

Además, aunque Trump impulsó los sectores del carbón y el petróleo mediante políticas favorables, los efectos colaterales de sus aranceles encarecieron materiales estratégicos como el acero y el cobre, dificultando el incremento de la producción energética nacional.

Paralelamente, Trump anunció inversiones de gran envergadura que, hasta el momento, no se tradujeron en impactos económicos concretos, destacando los compromisos de OpenAI, Oracle y SoftBank para invertir 500.000 millones de dólares en inteligencia artificial, así como el anuncio de Hyundai sobre la construcción de una nueva planta siderúrgica en Luisiana.

El secretario de Comercio, Howard Lutnick, declaró que la administración prevé asumir un control aún mayor sobre la economía hacia fin de año, cuando las principales políticas económicas de Trump estén plenamente desplegadas.

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