La tensión entre India y Pakistán volvió a escalar a niveles alarmantes tras la advertencia del ministro de Información paquistaní, Attaullah Tarar, quien afirmó en la madrugada del miércoles que Islamabad dispone de “inteligencia creíble” sobre un inminente ataque militar por parte de Nueva Delhi en un plazo de entre 24 y 36 horas.
La declaración, difundida a través de la red social X en un inusual mensaje nocturno, se produce en medio de un clima regional extremadamente volátil, a solo una semana de la masacre de 26 turistas en Pahalgam, en la región de Cachemira administrada por India, hecho que Nueva Delhi atribuye a grupos armados respaldados por Pakistán, acusación que Islamabad niega rotundamente. Ante esto, el gobierno paquistaní ha ofrecido abrir una investigación neutral para esclarecer los hechos.
Escalada diplomática y advertencias de represalia
Tarar advirtió que “cualquier aventura militar de la India será respondida con firmeza y decisión”, marcando un tono desafiante ante el posible escenario bélico. Estas declaraciones se producen mientras el primer ministro indio Narendra Modi enfrenta una fuerte presión interna para tomar represalias, luego de prometer en un discurso reciente que “perseguirá a los atacantes hasta los confines de la Tierra”.
En paralelo, ambas potencias nucleares han adoptado medidas de represalia diplomática y militar que agudizan el conflicto. India suspendió la emisión de visas a ciudadanos paquistaníes, decisión a la que Pakistán respondió de manera recíproca. Ambos gobiernos solicitaron además el regreso de sus respectivos diplomáticos y ciudadanos antes del 30 de abril. Nueva Delhi también anunció la suspensión de su participación en el Tratado de Aguas del Indo, considerado por décadas un raro ejemplo de cooperación bilateral en un contexto históricamente hostil.

Este tratado, firmado en 1960, regula el uso compartido del sistema fluvial del Indo, cuyas aguas son fundamentales para la seguridad hídrica de cientos de millones de personas en Pakistán e India. Islamabad ha advertido que cualquier intento unilateral de desviar o bloquear el flujo sería considerado un acto de guerra.
Maniobras militares y señales de alerta
La situación se ha agravado con maniobras militares de ambas partes. El martes, fuerzas de seguridad paquistaníes afirmaron haber derribado un dron indio en la región disputada de Cachemira, acusándolo de realizar tareas de espionaje. Por su parte, la Marina india ejecutó ensayos de misiles de largo alcance para, según comunicaron, “validar la preparación ofensiva de sus plataformas, sistemas y tripulaciones”.
Los enfrentamientos a lo largo de la Línea de Control (LoC), frontera de facto entre ambos países en Cachemira, se han intensificado con intercambios de disparos durante seis noches consecutivas.
Reacciones internacionales: Washington y Beijing piden contención
La gravedad del escenario ha motivado llamados a la moderación por parte de actores internacionales clave. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, expresó preocupación y anunció que mantendrá contactos directos con sus homólogos indio y paquistaní para intentar reducir tensiones. “Instamos a ambas partes a evitar la escalada”, afirmó la vocera del Departamento de Estado, Tammy Bruce.
China también intervino en la crisis. El canciller Wang Yi conversó recientemente con el viceprimer ministro y canciller paquistaní, Ishaq Dar, recordando que un conflicto abierto entre India y Pakistán “no serviría a los intereses fundamentales de ninguna de las partes” y representaría un serio riesgo para la estabilidad regional. La posición de China reviste especial importancia dado que también reclama parte del territorio de Cachemira y mantiene una alianza estratégica con Pakistán a través del proyecto de infraestructura de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI).
En un contexto regional cada vez más inestable, el temor a una nueva confrontación abierta entre las dos potencias nucleares revive los peores recuerdos de guerras pasadas, como las de 1947, 1965 y 1971, todas ellas centradas en la disputa por Cachemira. La última incursión significativa de India en territorio paquistaní ocurrió en 2019, tras un atentado contra sus fuerzas de seguridad en Pulwama, y derivó en bombardeos aéreos que marcaron un punto crítico en la historia reciente del conflicto.
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