Pese a los avances limitados de Rusia en el frente y la presión creciente desde Washington para lograr una resolución negociada, expertos militares y funcionarios ucranianos descartan la posibilidad de que Kiev se vea obligado a aceptar un acuerdo desfavorable, según sostienen, la situación en el campo de batalla dista de ser crítica, y Ucrania aún conserva capacidad para sostener la defensa.

Desde el lanzamiento de la ofensiva de primavera rusa a inicios de abril, Moscú ha registrado algunos avances en sectores específicos, especialmente en Donetsk y el sur del país.

Sin embargo, el progreso ha sido lento y a un costo operativo elevado. Las fuerzas rusas continúan ejecutando asaltos mecanizados y maniobras con infantería que, según analistas del proyecto de inteligencia de código abierto Oryx, no han demostrado eficacia táctica sostenida.

El comandante ucraniano Oleksandr Spytsin, desplegado en la región de Pokrovsk, describió un patrón recurrente en las acciones rusas: tras sufrir fuertes bajas, las tropas rusas detienen sus operaciones brevemente antes de reanudarlas, sin cambios estratégicos aparentes.

A pesar de las persistentes ofensivas, Ucrania ha logrado estabilizar líneas defensivas clave mediante el uso intensivo de drones FPV y sistemas de minas, complicando el avance ruso, que se ve obligado a emplear tácticas de desgaste y recursos cada vez más escasos, incluyendo vehículos civiles ante la disminución del parque soviético almacenado.

Trump presiona por un acuerdo que incluye concesiones sensibles

En paralelo al frente militar, se desarrolla una ofensiva diplomática liderada por el expresidente estadounidense Donald Trump, quien impulsa un plan de paz que implicaría, entre otros puntos, el reconocimiento de la ocupación rusa en Crimea.

Aunque Trump ha evitado exigir explícitamente que Kiev reconozca la anexión, ha calificado como “poco útil” la postura firme del presidente Volodímir Zelenski de no ceder territorio soberano.

Durante una entrevista con la revista Time, Trump afirmó que Crimea “seguirá siendo parte de Rusia” y que Zelenski lo comprende, a cambio, presentó como concesión de Moscú la supuesta decisión de no apoderarse de “todo el país”, minimizando así las exigencias territoriales rusas y el impacto de la agresión militar.

Ucrania advierte que no cederá ante presiones externas

Desde Kiev, la respuesta oficial ha sido contundente. El exministro de Defensa y actual presidente del Centro de Estrategias de Defensa, Andriy Zagorodnyuk, advirtió que aceptar la anexión de Crimea sentaría un precedente peligroso y no garantizaría la paz, dado el historial ruso de violaciones de alto el fuego: “Rusia puede romper el acuerdo cuando quiera, pero las pérdidas territoriales son irreversibles”, subrayó.

Por su parte, Yehor Cherniev, vicepresidente del Comité de Seguridad Nacional del Parlamento ucraniano, recordó que las líneas rojas de Ucrania han sido comunicadas a sus aliados con antelación.: “No vamos a firmar una rendición”, declaró, instando a los socios europeos a mantener su respaldo frente a posibles virajes diplomáticos desde Estados Unidos.

Escenario militar resistente y sin colapso inminente

John Hardie, subdirector del Programa de Rusia en la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Washington, sostuvo que si bien la situación en el frente “no es óptima, tampoco es crítica”.

Incluso en un escenario de reducción del apoyo militar estadounidense, no se prevé un colapso total, aunque áreas sensibles como la defensa aérea podrían sufrir deterioros más rápidamente.

Los expertos coinciden en que, pese al desgaste, Ucrania aún dispone de margen operativo para resistir, gracias a las capacidades defensivas mejoradas y la disciplina táctica, que han impedido a Rusia alcanzar sus objetivos estratégicos.

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Redacción
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