El gobierno danés, junto a los partidos firmantes del acuerdo de defensa nacional, ha lanzado un amplio plan de fortalecimiento para su Armada, en respuesta a un entorno de seguridad cada vez más desafiante en Europa y el Atlántico Norte. Esta estrategia, presentada oficialmente el 22 de abril de 2025, se financiará con fondos del pacto de defensa 2024-2033 y del llamado “fondo de aceleración”.
Las autoridades de Copenhague han subrayado que el objetivo es reforzar capacidades críticas a la luz del deterioro del panorama estratégico, en particular por la amenaza que representa Rusia en el ámbito marítimo.

El plan tiene dos fases: la primera ya ha sido acordada y cuenta con financiación asegurada por un monto de aproximadamente 3600 millones de coronas danesas (unos 480 millones de euros). La segunda, en cambio, está aún en etapa de definición y dependerá de evaluaciones técnicas y políticas previstas para mediados de 2025.
Vigilancia de infraestructuras críticas y buques de nueva generación
Entre las prioridades inmediatas está la mejora de la vigilancia y protección de infraestructuras submarinas esenciales, como los cables de telecomunicaciones y los gasoductos, cuya vulnerabilidad quedó expuesta tras los ataques al Nord Stream, entonces, para ello, se incorporará una nueva clase de buque especializado en control marítimo con capacidad para operar drones submarinos y sistemas móviles de sonar, lo que representa una capacidad inédita para la flota danesa.
El segundo eje es un programa de desarrollo de plataformas no tripuladas —marítimas y aéreas—, que busca dotar a la Armada de medios autónomos para operaciones de vigilancia, donde la experiencia de la guerra en Ucrania ha demostrado la eficacia de los drones, y Dinamarca aspira a integrar estas tecnologías para complementar o reemplazar patrulleros de la clase Diana, actualmente en fase de obsolescencia.

El plan contempla la adquisición de cuatro buques multifunción para vigilancia ambiental y control de derrames de hidrocarburos, pero que también estarán preparados para tareas de minado navales, una capacidad clave durante la Guerra Fría y que hoy recobra vigencia ante la posible necesidad de controlar los accesos marítimos entre el Báltico y el Atlántico.
Renovación de la flota de la Guardia Nacional Naval y presencia en el Ártico como prioridades
Una parte central del proyecto es la renovación de la flota de la Guardia Nacional Naval, un cuerpo de voluntarios con funciones de patrullaje costero, búsqueda y rescate, apoyo logístico y cooperación con autoridades civiles, donde se incorporarán 21 buques modernos para reemplazar las unidades de las clases MHV 800 y MHV 850, que han quedado rezagadas tanto en capacidades como en tecnología.
Se estipula que estos nuevos buques sean construidos dentro del país, en línea con el objetivo de revitalizar la base industrial de defensa danesa.

La segunda etapa del plan, cuya formulación se espera para el primer semestre de 2025, implicará inversiones en fragatas de defensa aérea y capacidades de vigilancia ártica, a pesar de que las decisiones finales dependerán de estudios técnicos, industriales y financieros, contemplando no solo la incorporación de buques para operar en aguas septentrionales, sino también aviones de patrullaje marítimo y plataformas no tripuladas.
La estrategia también busca fortalecer la autonomía de producción nacional, aunque sin descartar acuerdos con otros países de la OTAN, especialmente para proyectos complejos como las fragatas, por lo tanto la producción local no será priorizada si ello compromete las capacidades operativas o los plazos de entrega, una posición pragmática que ya ha despertado el interés de al menos cuatro consorcios industriales daneses.
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