La Corte Suprema rusa ha resuelto levantar la designación de los talibanes, en el poder de forma ininterrumpida desde 2021 en Afganistán, como grupo terrorista. La decisión resulta una victoria diplomática para el gobierno de Kabul, una paria internacional. La organización fue designada en 2003, por lo que la remoción de los talibanes de la lista de grupos terroristas resultó sorpresiva para algunos. Sin embargo, el último tiempo, autoridades rusas han destacado la importancia de establecer vínculos con los talibanes como parte de sus esfuerzos por contribuir a la estabilización de Afganistán.
¿Aliados?
En julio de 2024, Vladímir Putin reconoció que Afganistán enfrenta problemas que requieren una “atención constante” tanto por parte de Rusia como de la comunidad internacional. Durante una conferencia de prensa en Astaná, Kazajistán, el presidente ruso mencionó que, al estar al frente del gobierno en Afganistán, los talibanes son por añadidura aliados en la lucha contra el terrorismo, dado que “cualquier gobierno en funciones se preocupa por la estabilidad de su administración y del Estado que dirige”.

En la misma línea, en diciembre de 2024 Moscú aprobó una ley que habilitó la posibilidad de retirar a los talibanes y a otros grupos de la lista de organizaciones terroristas, siempre que hayan dejado de apoyar, justificar o promover actos terroristas. El procedimiento establece que la exclusión está sujeta a una resolución judicial basada en una recomendación emitida por la Fiscalía General. Si el tribunal aprueba la exclusión, el fallo será remitido al Servicio Federal de Seguridad (FSB), encargado de actualizar el registro oficial. Cabe recalcar que dicha exclusión tiene carácter provisional.
El régimen talibán continúa bajo la mira políticas represivas
En los últimos años, países de Asia Central como Kazajistán y Kirguistán han retirado a los talibanes de sus listas de grupos terroristas. De igual manera, el gobierno mantiene al día de hoy vínculos diplomáticos con naciones como China y los Emiratos Árabes Unidos.
Sin embargo, la postura de los talibanes respecto a los derechos de las mujeres, a quienes se les prohíbe trabajar en la mayoría de los empleos y acceder a espacios públicos como parques, baños y gimnasios, además de impedir a las niñas estudiar más allá del sexto grado, ha contribuido a su aislamiento en el ámbito internacional.

Las medidas de la organización que restringen la participación de niñas y mujeres en distintas esferas, han tenido un impacto directo en la llegada de ayuda internacional al país. Además, los talibanes han reintroducido una interpretación estricta de la ley islámica (sharía), que incluye prácticas como las ejecuciones públicas y castigos.
Dentro del movimiento talibán, algunos sectores abogan por una mayor apertura hacia la comunidad internacional y por abandonar las políticas más severas con el objetivo de atraer apoyo externo. En los últimos meses, se ha intensificado el contacto entre los talibanes y Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, principalmente a través de negociaciones para intercambios y liberaciones de prisioneros.
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