El día 9 de abril, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se reunió con el ministro de defensa japonés, Gen Nakatani. Durante el encuentro, destacaron la inseparabilidad de la seguridad entre la OTAN y Japón, subrayando que ambas partes comparten los mismos valores y manifestaron su interés en profundizar su relación. Tras su visita a Tokio, Rutte elogió a la fragata Mogami en Yokosuka, mientras que el ministro japonés expresó su deseo de que Japón se una al programa de asistencia, entrenamiento y seguridad de la OTAN para Ucrania.
En el contexto de la guerra en Ucrania, el rearme global y el auge de las nuevas potencias, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) impulsa una expansión de sus lazos hacia la región de Asia-Pacífico, donde Japón se posiciona como socio estratégico clave. Con una economía sólida, un sistema democrático y crecientes capacidades militares. Japón se posiciona como un candidato natural para convertirse en un aliado estratégico y así proyectar su influencia más allá del atlántico norte.

La estrategia de la OTAN desde la Invasión a Ucrania
Desde el inicio de la invasión Rusa a Ucrania, Japón y Corea del Sur han estrechado lazos con la OTAN. Japón, en particular, ha dado pasos individuales hacia un mayor acercamiento con la alianza atlántica, como la mejora de estatus de sus Fuerzas de autodefensa, Aunque la OTAN no incluye países asiáticos, el conflicto en Europa ha llevado a organización a buscar mayores afinidades globales. En este marco, Japón y Corea del Sur se presentan como socios naturales por ser democracias consolidadas, con economías de libre mercado y respeto por los derechos humanos.

La tensiones en Europa del Este, junto con el aumento de la presión de China sobre Taiwán, han empujado a Japón a profundizar su vínculo con la OTAN, a pesar de la distancia geográfica. Este giro ha sido acompañado por un debate interno de reformas constitucionales y en materia de defensa, con el fin de aumentar las capacidades de sus Fuerzas Armadas, En los últimos años, Japón también ha comenzado a participar en operaciones de mantenimiento de la paz y misiones internacionales de asistencia en seguridad, lo que representa un giro en su política exterior y defensa.
Como señala Maria Blancas Larriva, investigadora especializada en política y sociedad asiática, en su artículo Japón, Corea del Sur y la OTAN (2024), este acercamiento enmarca una estrategia más amplia de articulación entre democracias liberales frente a amenazas comunes. La creciente cooperación entre Seúl y Tokio con Occidente responde al temor por el avance formado por el eje Rusia, China y Corea del Norte , y a la percepción de la seguridad regional, también dependen de alianzas globales con países que comparten valores y principios.
Japón y sus relaciones a lo largo de la historia
A lo largo de la historia, las relaciones entre Japón y China se han caracterizado por tener entre sí una fuerte rivalidad. Por ejemplo, desde las guerras sino-japonesas (la primera en 1894-1895 y la segunda en 1937-1945), Japón invadió y colonizó partes de China, incluyendo la masacre de Nankín, un trauma aún presente en la memoria china.
En el caso de Corea del Norte, está considera a Japón como un antiguo opresor, ya que Corea fue colonia japonesa entre 1910 y 1945. En la actualidad, Pyongyang ve a Japón como un aliado estratégico de EE.UU. y enemigo natural. Los constantes lanzamientos de misiles norcoreanos sobre el Mar de Japón han elevado las tensiones. La alianza de Japón con la OTAN no es un movimiento aislado, sino parte de una reconfiguración geopolítica del siglo XXI, en la que Asia-Pacífico se convierte en un escenario prioritario de competencia entre potencias. La historia compartida con China y Corea del Norte, cargada de conflictos y heridas abiertas, le da un tono particularmente sensible y peligroso a este acercamiento estratégico.
María Eliana Aquino y Faustino Gamarra
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