Este sábado 19 de abril se avecinan las conversaciones entre Irán y Estados Unidos sobre el programa nuclear de Teherán, en medio de álgidas acusaciones entre las partes. El encuentro, que técnicamente se llevará a cabo en Roma, fue criticado por el mandatario estadounidense, Donald Trump, por la demora entre reuniones.  

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Cabe recordar que la primera ronda de conversaciones sobre el programa nuclear iraní tuvo lugar el pasado fin de semana en Omán. El ministro de Asuntos Exteriores Abbas Araghchi declaró el lunes que las nuevas conversaciones tendrían lugar en Roma. Si bien aún no se confirma esta modificación, el cambio de lugar para la segunda ronda podría tratarse de una estrategia de Estados Unidos para negociar. Sin embargo, Omán siga siendo un mediador clave en las conversaciones, confirmado también por el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani: “Hemos recibido la petición de las partes interesadas, de Omán, que desempeña el papel de mediador, y hemos dado una respuesta positiva. Estamos dispuestos a acoger, como siempre, reuniones que puedan aportar resultados positivos, en este caso sobre la cuestión nuclear“.

Por lo pronto, otro de los hechos cruciales en el marco de las negociaciones fue el viaje del jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU a Irán, ya que “el compromiso y la cooperación continuos con la Agencia son esenciales en un momento en el que se necesitan urgentemente soluciones diplomáticas”. Luego de visitar el país este jueves, declaró que el organismo está trabajando conjuntamente con Irán en la clarificación de ciertos aspectos que se han cuestionado, como las trazas de uranio encontradas en espacios donde “no debería haber”. 

El alivio de las sanciones y el enriquecimiento: los temas principales

Es menester destacar que hacia el año 2015, con el acuerdo nuclear, Irán aceptó reducir drásticamente sus reservas de uranio y enriquecerlo solo hasta el 3,67%, suficiente para su central nuclear de Bushehr. En la actualidad, esto es tal vez lo que mayormente se cuestiona, ya que el país enriquece hasta el 60%. 

Los porcentajes son extremadamente cercanos a los niveles aptos para la fabricación de armas, y cuenta con reservas suficientes para varias bombas nucleares si quisiera construirlas. Por ello, el acuerdo levantó las sanciones económicas a Irán y descongeló activos mundiales con el objetivo de detener el enriquecimiento de uranio masivo. 

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Sin embargo, la ruptura del acuerdo provocó un efecto rebote: los fondos nuevamente se congelaron y volvió a limitarse la capacidad de Irán de exportar bienes al extranjero, como crudo y otros recursos naturales. En la actualidad, la administración Trump busca alcanzar un acuerdo obligatoriamente antes de enfrentarse a niveles de uranio enriquecido extremadamente altos, incluso amenazando a Irán de lanzar ataques aéreos en el país si no se logra un nuevo consenso. 

Trump se mostró molesto por la lentitud de las negociaciones, y afirmó que Irán es responsable de ese accionar. En paralelo, criticó a Teherán afirmando que están “dando golpecitos” a Estados Unidos. Sin embargo, afirmó que sus deseos para Irán son que sean “una nación rica y grande”, aunque no pueden tener un arma nuclear porque “son gente radicalizada”. 

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Redacción
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