Ante las protestas masivas del 2 de abril, el gobierno haitiano hizo públicas nuevas medidas que tendrán como objetivo combatir la ola de la violencia generada por las pandillas. Estas últimas controlan, en la actualidad, el 90% de la capital, Puerto Príncipe. Con acceso total a barrios y rutas estratégicos, los esfuerzos de la misión multinacional liderada por Kenia siguen enfrentando serias dificultades. Las tensas relaciones bilaterales con su vecino, República Dominicana, completan el panorama de la golpeada nación caribeña.
Un infierno para todos
Fritz-Alphonse Jean (derecha), presidente del consejo presidencial de transición de Haití, se pronunció luego de las violentas protestas que azotaron Puerto Príncipe en los últimos días. Los manifestantes, algunos de ellos armados, estallaron contra el aumento de los ataques de las pandillas, y el deterioramiento general de la situación en el país. Entre los participantes desplazados internos actualemente residiendo en campamentos de la capital, y habitantes de barrios como Canapé-Vert Turgeau, Carrefour-Feuilles, Pacot, Debussy, Delmas y otras áreas cercanas.
Ante el panorama acuciante que soportan los habitantes diariamente, Jean admitió que Haití se ha tornado “en un infierno para todos”. En este contexto, el presidente del consejo reveló que medidas significativas están en marcha para desacelerar la violencia persistente, incluyendo la asignación de un presupuesto especial y la incorporación de miembros de la Brigada de Vigilancia de Áreas Protegidas de Haití (BSAP), un grupo armado estatal originalmente vinculado al ámbito ambiental. Sin embargo, no ofreció detalles específicos sobre el monto del presupuesto ni la cantidad de agentes del BSAP que se sumarán a los esfuerzos contra las pandillas.

Haití atraviesa un año más de desazón y colapso social
El primer contingente de 400 policías keniatas, enviados para integrar la misión multinacional de apoyo a la seguridad (MSS) en Haití, llegó al país en junio de 2024. En aquel momento, con un gran apoyo económico de EE.UU., y aval de las Naciones Unidas, la misión representaba un halo de esperanza para contener el avance las pandillas. La manifestación del 2 de abril se consolidó como la mayor protesta llevada adelante desde la entrada en funciones del consejo presidencial de transición en abril 2024.
Pese a los intentos por restablecer el orden interno y apuntalar el aparato estatal, el espiral de violencia parece no tener fin. Más de 4.200 personas han perdido la vida en Haití entre julio 2024 y febrero 2025, y al menos 1.356 han resultado heridas, de acuerdo con datos de Naciones Unidas. En la misma línea, la estrategia de deportaciones masivas implementadas por República Dominicana, que comparte la isla La Española, agrega un factor desestabilizarte a las ya precarias circunstancias sociales en Haití. Las conversaciones bilaterales se suspendieron en septiembre de 2023 debido a la tensión provocada por la construcción, en territorio haitiano, de un canal sobre el río fronterizo Masacre (también conocido como Dajabón).

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