En vísperas de una nueva era digital en el sistema monetario global, Europa se encuentra en la antesala del lanzamiento del euro digital, un proyecto de “Central Bank Digital Currency” (CBDC, es decir, una criptomoneda emitida por el Estado) que ha acelerado sus plazos hasta octubre de 2025, según confirmó Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), en una conferencia durante el pasado 6 de marzo.
Este adelanto ha despertado alarmas en distintos sectores, especialmente entre quienes defienden el uso del efectivo como garantía de privacidad y autonomía financiera.

El BCE sostiene que el euro digital funcionará como un complemento al efectivo físico, facilitando pagos minoristas tanto en tiendas como online, teniendo entre sus beneficios potenciales la eficiencia en las transacciones, la trazabilidad de los movimientos financieros y la reducción de costos operativos para el sistema de pagos, lo que en teoría podría impulsar la competitividad económica en un mundo cada vez más digital.
Los peligrosos riesgos de un sistema monetario digital y centralizado
Sin embargo, detrás de estas promesas se ocultan importantes riesgos, uno de los principales temores es el control excesivo que un banco central, o incluso los gobiernos, podrían ejercer sobre las transacciones financieras. En declaraciones de 2022, Lagarde misma admitió que “el anonimato total, como el que ofrece el efectivo, no es una opción viable” para el euro digital, lo que sugiere la posibilidad de rastrear y, en última instancia, restringir los movimientos económicos de los ciudadanos.
Esta característica podría utilizarse como herramienta de control social, limitando la libertad de gasto y afectando la privacidad individual, tal como advirtió el exvicepresidente de Pfizer Global R&D, Mike Yeadon: “Cuando perdamos el efectivo y solo tengamos monedas digitales de bancos centrales, si dicen que no puedes salir de casa más de cinco millas e intentas comprar una botella de agua a seis millas de casa, no podrás hacerlo.”

Hoy en día, el proyecto de CBDC más destacado que se está implementando es la iniciativa de China del renminbi digital o Moneda Digital/Pagos Electrónicos (DCEP), que se encontraba en fase de prueba en el cuarto trimestre de 2020 y actualmente se encuentra cerca de su implementación total. Otros países como las Bahamas, Nigeria, Jamaica, India, Rusia y algunas islas del Caribe nucleadas bajo el Banco Central del Caribe Oriental.
Además, el diseño técnico de una CBDC, basado en tecnologías blockchain, pero, a diferencia de Bitcoin, gestionado de forma centralizada, la hace susceptible a ataques cibernéticos y a la manipulación deliberada de los datos financieros. La interoperabilidad con sistemas de pago existentes, como Target 2 en Europa, recientemente ha mostrado fallas en dicha plataforma, poniendo en serias dudas la capacidad del BCE para sostener una infraestructura digital robusta.
Estados Unidos y su rotunda negativa a las CBDC
Por otro lado, la postura de Estados Unidos, especialmente bajo la administración de Donald Trump, se ha centrado en proteger a los ciudadanos de los riesgos inherentes a las CBDC.
El mandatario ha justificado la prohibición de desarrollar una moneda digital estatal en el gigante norteamericano mediante medidas que favorecen el uso de stablecoins privadas, argumentando que “la tecnología de CBDC es intrínsecamente antiestadounidense”.

Las declaraciones de Trump hacen énfasis en resaltar la necesidad de lograr un equilibrio entre la voluntad del Estado y la libertad financiera individual, ya que los ciudadanos deben poder administrar su dinero de la manera que consideren más beneficiosa, sin que el Estado esté pendiente de cada transacción, lo que limitaría la privacidad y la autonomía de cada individuo.
La experiencia argentina y la propuesta que quiso implementar Sergio Massa en 2023
La Argentina, como es de esperar, no quedó ajena a la discusión sobre las CBDC. Durante el debate presidencial de 2023, el actual exministro de Economía, Sergio Massa, planteó que el uso de una moneda digital del Banco Central podría representar una oportunidad para la soberanía monetaria del país, declarando que: “Tengo claro que la Argentina tiene una enorme dificultad. Hoy te quiero contar cómo lo vamos a resolver. Vamos a crear la moneda digital de argentina. Así como tus hijos plantean en su economía de plataforma la posibilidad de comerciar con el celular o la tarjeta, lo vamos a hacer de una manera global en Argentina”.

Por su parte, el actual presidente argentino, Javier Milei, ha dejado en claro que rechaza la idea de que el Estado se haga cargo de la moneda digital, dado que en su visión, los ahorristas deberían poder invertir su capital en criptomonedas descentralizadas o stablecoins, sin la interferencia de los bancos centrales, una postura que busca evitar lo que él considera “la mayor estafa de la historia”, es decir, el señoreaje (ingresos que un gobierno obtiene al emitir moneda, siendo esta la diferencia entre el valor nominal de la moneda y el costo de su producción) impuesto por el poder estatal.
Como múltiples analistas han advertido, “la privacidad es un derecho, no un privilegio”, y un sistema financiero basado únicamente en CBDC podría abrir la puerta a una vigilancia intensificada que comprometa estos valores fundamentales.
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