Los hutíes, respaldados por Irán y con base en Yemen, han declarado haber realizado un nuevo ataque contra el portaaviones estadounidense USS Harry S. Truman en el mar Rojo. Este sería el tercer ataque en pocos días, en respuesta a los bombardeos ordenados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra posiciones hutíes. Aunque el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) no ha confirmado daños en la embarcación, las tensiones en la región continúan escalando.
El portavoz militar de Ansar Allah, nombre oficial del grupo hutí, aseguró que el ataque se llevó a cabo utilizando misiles de crucero y drones, y afirmó que las fuerzas navales estadounidenses se vieron obligadas a replegarse hacia el norte del mar Rojo. Sin embargo, el teniente general de la Fuerza Aérea de EE.UU., Alex Grynkewich, cuestionó estas afirmaciones al señalar que los ataques hutíes fallaron por más de 160 kilómetros de su objetivo. Además, confirmó que las fuerzas estadounidenses continúan con sus operaciones ofensivas, alcanzando cerca de 30 objetivos hutíes, incluidos sitios de entrenamiento, infraestructura de vehículos aéreos no tripulados, instalaciones de fabricación de armas y depósitos de almacenamiento.

En medio de la escalada de hostilidades, el presidente Trump advirtió que responsabilizará a Irán por cualquier ataque futuro realizado por los hutíes, señalando que cualquier acción de este tipo será respondida con “gran fuerza”. A pesar de estas advertencias, los líderes hutíes han reiterado que no cederán a la presión estadounidense ni a las peticiones de moderación provenientes de Teherán. Jamal Amer, ministro de Asuntos Exteriores del grupo, declaró que no habrá ningún retroceso en sus operaciones mientras continúe el bloqueo a Gaza, subrayando que Irán no tiene control directo sobre sus decisiones militares.
Por su parte, fuentes iraníes citadas por Reuters indicaron que Teherán ha transmitido mensajes a los hutíes para reducir las tensiones. Sin embargo, los líderes de Ansar Allah han minimizado estas comunicaciones, afirmando que no aceptarán imposiciones externas. Según Amer, Yemen se encuentra en estado de guerra con Estados Unidos y tiene el derecho a defenderse utilizando todos los medios disponibles, sugiriendo que la escalada de violencia continuará.

Las tensiones en el mar Rojo tienen implicaciones significativas para el comercio global, ya que esta ruta es una de las más importantes del mundo. Los ataques hutíes a embarcaciones vinculadas a Israel y las operaciones militares estadounidenses para asegurar la libertad de navegación han elevado los riesgos de una expansión del conflicto en Medio Oriente. Además, la continua ofensiva israelí en Gaza y la ruptura de los esfuerzos de alto el fuego complican aún más la situación.
Las manifestaciones en apoyo a los hutíes también se han intensificado en Yemen. En la capital, Saná, miles de personas se congregaron para protestar contra Estados Unidos e Israel, respondiendo al llamado de los líderes de Ansar Allah. Los cánticos de “Muerte a América, muerte a Israel” reflejan la creciente hostilidad en la región y el rechazo a la presencia militar estadounidense.
Desde una perspectiva estratégica, el conflicto entre Estados Unidos y los hutíes se inscribe en una confrontación más amplia entre Irán y sus aliados contra Washington y sus socios regionales, como Israel. La presión estadounidense sobre Irán busca limitar la influencia de Teherán en Yemen, pero la negativa de los hutíes a ceder su postura podría provocar una intensificación del enfrentamiento.
Te puede interesar: El grupo de ataque del portaaviones USS Truman entra en operaciones de combate contra las fuerzas hutíes