El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, habría invitado a su homólogo chino, Xi Jinping, a asistir a su toma de posesión el próximo 20 de enero. La información, reportada por CBS, destaca que esta invitación busca tender puentes diplomáticos entre las dos potencias globales, a pesar de la tensa retórica de campaña de Trump hacia China.
Trump señaló en varias ocasiones su intención de imponer fuertes aranceles a las importaciones chinas, lo que generó preocupaciones sobre posibles represalias económicas. La invitación podría interpretarse como un gesto conciliador, aunque su aceptación por parte de Xi parece improbable. Según los registros del Departamento de Estado, ningún líder chino ni jefe de Estado extranjero asistió a una inauguración presidencial en más de un siglo.
En este contexto, Scott Kennedy, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, afirmó citado por Bloomberg: “Si Xi viniera, tendría que sentarse entre el público en el Capitolio para rendir homenaje a la asunción del poder por parte del presidente. Y Washington tendría que tratar a Xi como a un dignatario muy respetado en los círculos occidentales: ambas cosas parecen demasiado alejadas de la realidad”.
Por otra parte, al ser consultada sobre el informe de CBS, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, señaló que no tenía información al respecto en este momento. En una reciente entrevista, Trump confirmó recientemente haber mantenido una comunicación con Xi, aunque evitó detallar el contenido de la conversación.
Los discursos de Trump, un alto riesgo político y diplomático
Lo cierto es que, analistas coinciden, asistir también implicaría riesgos políticos y diplomática. Trump es un personaje que suele regularmente salirse del guion durante sus discursos, haciendo anuncios sorpresa e incluso comentarios que a veces no caen muy bien. Esta semana se refirió en línea al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como “gobernador” del “Gran Estado de Canadá”. Eso ocurrió pocos días después de que los dos líderes se reunieran en Florida tras la amenaza de Trump de imponer aranceles a Canadá y México.
Este gesto suscitó tensiones comerciales entre Estados Unidos y sus vecinos. Canadá, y en la misma línea, México, advirtieron sobre posibles represalias si la nueva administración estadounidense avanza con políticas proteccionistas. Es por ello que se asume que las decisiones diplomáticas de Trump en este periodo de transición podrían definir el tono de las relaciones internacionales de su administración.
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