Tras el ejercicio Joint Sword B de las Fuerzas Armadas de China, varios expertos han señalado un escenario preocupante para Taiwán. Tanto las maniobras realizadas en mayo como su segunda versión han dejado un mensaje claro: China podría estar preparándose para un futuro bloqueo a la isla, con el objetivo de aislarla por completo.
Estas especulaciones se basan en gran medida en las tácticas desplegadas durante los ejercicios, el control estratégico del Mar del Sur de China y las crecientes capacidades de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN). China ha estado desarrollando su poder naval y proyectando una estrategia de denegación de acceso y área (A2/AD), lo que ha llevado a los analistas a predecir que, bajo este esquema, podría ejercer una presión constante sobre Taiwán, debilitando su resistencia.
Además, se especula que esta estrategia también podría tener fines políticos. Los expertos sugieren que Pekín no solo buscaría sofocar la resistencia de la isla, sino también influir en un cambio de gobierno en Taipéi.
Desde Washington, las preguntas sobre si China sería capaz de ejecutar un bloqueo y tomar Taiwán han ganado fuerza. Para algunos analistas, la respuesta es afirmativa. Las capacidades A2/AD de China, sumadas a su control casi total sobre el Mar del Sur de China y el crecimiento acelerado de su armada, posicionan a las fuerzas de Pekín en una situación en la que podrían cercar la isla.
Este enfoque recuerda a la estrategia adoptada por Moscú antes de su invasión de Ucrania. Rusia llevó a cabo una serie de ejercicios militares que simulaban una posible invasión, lo que confundió a Occidente sobre el momento exacto del ataque. Según varios observadores, China podría estar adoptando una táctica similar respecto a Taiwán.
Además del avance en su capacidad naval, China ha reforzado el papel de su Guardia Costera, utilizándola como una fuerza de primera línea. Al mismo tiempo, Pekín busca afianzar su control en el Mar del Sur de China, asegurando los pasos marítimos clave que rodean Taiwán.
Desde el territorio continental, China tiene la capacidad de desplegar grandes fuerzas navales en el Estrecho de Taiwán, rodear la isla y mantener un bloqueo prolongado. En este escenario, los líderes chinos confían en que, una vez aislada del apoyo de sus aliados occidentales, el descontento entre la población taiwanesa podría generar un cambio político. De lograrse este objetivo, un nuevo gobierno pro-China en Taipéi abriría las puertas para que Taiwán sea integrada a lo que Pekín describe como una “esfera de prosperidad compartida”.
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