India atraviesa su cuarta etapa de votación en una elección general que se extendió a lo largo de siete semanas, mientras la retórica de campaña se intensificó en la división en cuestiones políticas, económicas y religiosas. En esta contienda, clave para el actual primer ministro, Narendra Modi, en su aspiración a obtener un tercer período consecutivo en el cargo, compiten más de dos docenas de partidos, entre los que se destaca el Congreso.
Durante esta etapa, 96 escaños parlamentarios están en juego, principalmente en los estados del sur y este de Telangana, Andhra Pradesh y Odisha. Mientras que la ciudad de Srinagar, ubicada en el conflictivo Valle de Cachemira, vota por primera vez desde la decisión de Modi en 2019 de eliminar la semiautonomía de la región.
En este contexto, analistas de Reuters consideran que esta fase representa una prueba para el partido nacionalista Bharatiya Janata (BJP), actualmente en el gobierno, especialmente en regiones donde su presencia no es tan sólida como en otras partes del país. Además, plantearon dudas sobre si el BJP y sus aliados podrán ganar con la abrumadora mayoría pronosticada por las encuestas de opinión.
Retórica de división en religión y economía
La campaña electoral estuvo atravesada por una retórica política de división, con acusaciones entre el BJP y la oposición, especialmente en torno a cuestiones como la religión y economía. Este escenario impulsó al primer ministro Modi a cambiar el enfoque de su campaña después de la primera fase, que incluyeron acusaciones al Congreso de favorecer a la minoría musulmana.
