Con el aumento de su rivalidad, los estrategas militares de Estados Unidos y China están anticipando una nueva forma de guerra en la que escuadrones de drones aéreos y marítimos, equipados con inteligencia artificial, trabajan en conjunto como un enjambre de abejas para abrumar a un enemigo. Se imagina un escenario en el que cientos o incluso miles de estas máquinas participen en una batalla coordinada.
Un solo operador podría supervisar múltiples drones, algunos de los cuales se dedicarían a la exploración mientras otros llevarían a cabo ataques. Algunos podrían adaptarse para cambiar de objetivo durante una misión, basándose en programación previa en lugar de recibir órdenes directas.
Tanto Estados Unidos como China están inmersos en una carrera armamentista por el desarrollo de enjambres de drones, similar a la Guerra Fría, aunque la tecnología de los drones presenta desafíos adicionales en comparación con las armas nucleares. Dado que el software impulsa las capacidades de los enjambres de drones, sería relativamente fácil y barato para naciones rebeldes o grupos militantes adquirir sus propias flotas de estos drones.
El Pentágono está acelerando el desarrollo de drones económicos y descartables como un medio de disuasión contra las acciones de China, particularmente en relación con su reclamo territorial sobre Taiwán. Washington afirma que no tiene otra opción más que seguir el ritmo de Beijing, ya que los funcionarios chinos sostienen que las armas basadas en inteligencia artificial son inevitables y que ellos también deben poseerlas.