El relanzamiento de las relaciones bilaterales entre Francia y Brasil, pusieron nuevamente sobre la mesa de discusión el tema de la viabilidad del acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur. El firme bloqueo francés y las divisiones internas dentro del bloque europeo dejaron en una encrucijada el acuerdo de libre comercio tras 25 años de negociaciones.
Durante su reciente visita al gigante sudamericano, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificó el acuerdo UE-Mercosur como “muy malo” y propuso la negociación de un nuevo acuerdo que aborde las preocupaciones ambientales y climáticas. Esta postura no es más que el reflejo de la resistencia que viene ejerciendo Francia – y otros estados europeos con importantes sectores agrícolas – a la implementación del acuerdo actual.
En este sentido, si bien Alemania y España apoyan el acuerdo que abriría nuevos mercados para las empresas europeas con una potencial base de 270 millones de nuevos consumidores, países como Francia, Irlanda y los Países Bajos – donde existe un fuerte lobby del sector agrícola – se oponen debido al impacto negativo que podría tener.
Las recientes protestas agrícolas que sacudieron a varios países de Europa intensificaron el debate, al tiempo que presionaron a líderes como Macron para que no aprueben el acuerdo en su forma actual. El temor de los agricultores franceses radica en que, si se aprueba el acuerdo, el mercado se inundará con carne de Brasil y Argentina, sin respetar las normas sanitarias y de producción europeas.