En un ataque sin precedentes que eleva la tensión entre Israel e Irán, las fuerzas armadas israelíes llevaron a cabo un bombardeo contra el consulado y la residencia del embajador iraní en la capital siria, Damasco, dejando al menos seis muertos, entre ellos el alto comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés) Mohammad Reza Zahedi.
El ataque, confirmado por un corresponsal de la agencia AFP presente en el lugar, arrasó el edificio contiguo a la embajada iraní en un barrio acomodado de Damasco. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, grupo de observación con sede en Gran Bretaña, el bombardeo alcanzó “el edificio anexo a la embajada iraní […] en Damasco, matando a seis personas”.
Entre las víctimas mortales se encuentra Mohammad Reza Zahedi, un alto comandante del IRGC, según informó una fuente de seguridad libanesa a la agencia Reuters. Zahedi era una figura clave en las operaciones iraníes en Siria, donde Teherán respalda al régimen de Bashar al-Asad en la prolongada guerra civil.
El ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal Mekdad, condenó enérgicamente el “ataque terrorista” contra el consulado y la residencia del embajador iraní en Damasco, afirmando que su país “condena enérgicamente” los ataques israelíes y que estos no afectarán la relación entre Irán y Siria.
Israel se da los gustos que otros países no podrían sin pagar un alto precio tanto militar como diplomático. Bombardear una sede diplomática, es como un poco mucho. Si esto lo hicieran otros países no tan “cercanos” a EEUU, serían condenados de acá a la Luna. Seguramente todo el mundo occidental no dirá nada, asintiendo de esta forma a un ataque inaceptable a una sede diplomática.