El gobierno haitiano anunció el domingo la imposición de un estado de emergencia de 72 horas después de que grupos armados atacaran una prisión importante en Puerto Príncipe, resultando en al menos 12 muertes y la fuga de unos 3.700 reclusos. Los líderes de las pandillas, que controlan aproximadamente el 80% de la capital, expresaron su intención de forzar la renuncia del primer ministro Ariel Henry, quien se encontraba en el extranjero.
En respuesta a estos hechos, el gobierno calificó los actos de “desobediencia” como una amenaza a la seguridad nacional y anunció un toque de queda nocturno inmediato a partir de las 20:00 hora local. Además de las dos prisiones asaltadas, se reportaron ataques a estaciones de policía, distrayendo a las autoridades antes del asalto coordinado a las cárceles.
La violencia de las pandillas ha afectado a Haití durante años, y este recrudecimiento coincidió con la ausencia del primer ministro, quien había viajado a Nairobi para discutir la posible llegada de una fuerza de seguridad multinacional liderada por Kenia. El líder de la banda, Jimmy Chérizier, conocido como “Barbecue”, declaró un ataque coordinado para destituir al primer ministro.
La embajada de Estados Unidos instó a sus ciudadanos a abandonar Haití lo antes posible, mientras que la embajada francesa cerró los servicios de visas como medida de precaución. La violencia en el país se ha exacerbado desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, y la falta de un sucesor y la ausencia de elecciones desde 2016 han contribuido a la inestabilidad política.