Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo ataques militares significativos el sábado contra múltiples emplazamientos en Yemen controlados por los militantes hutíes. Estos ataques aéreos, diseñados para disuadir los ataques a barcos en el Mar Rojo, se produjeron como parte de la campaña de represalias liderada por la administración Biden contra milicias respaldadas por Irán.
Los ataques, dirigidos a 36 objetivos hutíes en 13 ubicaciones del norte de Yemen, se llevaron a cabo un día después de que Estados Unidos llevara a cabo ataques similares en siete lugares de Irak y Siria. Aviones de combate estadounidenses y británicos, respaldados por misiles de crucero Tomahawk, impactaron instalaciones de almacenamiento de armas, sistemas de defensa aérea y radares, con el apoyo de aliados como Australia, Bahréin, Dinamarca, Canadá, Países Bajos y Nueva Zelanda.
Estos precisos ataques buscan interrumpir las capacidades hutíes que amenazan el comercio mundial y la seguridad en el Mar Rojo. La respuesta es a acciones “ilegales, peligrosas y desestabilizadoras” por parte de los hutíes, según un comunicado conjunto de Estados Unidos y el Reino Unido.
La ofensiva, la segunda más importante desde principios de enero, sigue a una semana en la que los hutíes intensificaron sus acciones, lanzando drones y misiles contra barcos en el Mar Rojo y el Golfo de Adén. A pesar de advertencias previas, los ataques liderados por Estados Unidos no han logrado disuadir a los hutíes, afectando las rutas marítimas críticas para el comercio mundial.