Israel se enfrenta a acusaciones de genocidio en el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya (TIJ), tras tres meses de intensos bombardeos en la Franja de Gaza. Mientras que, a medida que las fuerzas israelíes comienzan a retirarse de las zonas del norte, los residentes regresan a escenarios desoladores.
En este sentido, el argumento de dichas acusaciones radica en que la ofensiva perpetrada por Israel dejó a más de 23.000 personas muertas y desplazó a casi toda una población de 2,3 millones de palestinos, generando una catástrofe humanitaria con restricciones severas en el suministro de alimentos, combustible y medicinas, según informes de Naciones Unidas.
Israel justifica sus acciones bajo la necesidad de defenderse contra Hamás, el grupo islamista que controla Gaza y que juró la destrucción de Israel. Acusa a Hamás de irrumpir en comunidades israelíes el 7 de octubre, resultando en la muerte de 1.200 personas y la captura de 240 rehenes. Además, el Gobierno israelí lo responsabiliza de los daños a civiles, alegando que el grupo terrorista opera entre la población, una afirmación negada por los combatientes.
El caso en cuestión fue presentado por Sudáfrica, acusando a Israel de violar la convención sobre genocidio de 1948 – una convención establecida después del Holocausto que insta a los países a prevenir crímenes similares -. Las audiencias preliminares de esta semana determinarán si el tribunal ordenará a Israel cesar las hostilidades mientras se lleva a cabo la investigación.