El informe indica que los rusos, aunque cada vez más fatigados por la guerra en Ucrania, mantienen opiniones divididas sobre su impacto y cómo ponerle fin. A pesar de ello, la popularidad del presidente Vladimir Putin no ha disminuido, y los intentos occidentales de castigar a Rusia no han debilitado su control del poder, especialmente con las elecciones presidenciales en el horizonte.
Aunque algunas predicciones sobre el descontento popular no se han cumplido, la mayoría de los rusos creen que el alto precio pagado justifica la retención de los territorios ucranianos ocupados. Un sorprendente 68 por ciento respalda la continuación de la guerra, con un 22 por ciento de línea dura oponiéndose firmemente a un alto el fuego bajo cualquier circunstancia.
A pesar de que la mayoría apoya las conversaciones de paz, solo el 19 por ciento está dispuesto a hacer concesiones a Ucrania. La base de apoyo más fuerte para la guerra proviene de una minoría ruidosa, en su mayoría hombres mayores y militaristas, que citan la propaganda rusa sobre la necesidad de combatir a los “nazis ucranianos”.
El informe destaca que el factor crucial que permite al Kremlin mantener el control y respaldo público a pesar de las bajas es un grupo centrista que, aunque no respalda vehementemente la guerra, cree en apoyar al presidente y al ejército en tiempos de conflicto.