La OTAN está en camino de adoptar su primera doctrina anti-drones, que asesorará a los estados miembros sobre estrategias para defenderse contra sistemas aéreos no tripulados y establecerá un entrenamiento común para los operadores.

Esta ambición de crear una doctrina anti-UAS ha estado gestándose en la alianza militar durante un tiempo. Claudio Palestini, asesor principal de la división de desafíos de seguridad emergentes de la OTAN, reveló que se emitió una tarea formal a principios de año para crear este documento.

Aunque habrá similitudes entre la doctrina y un manual de 2019, la diferencia clave radicará en su formalidad y enfoque. El manual era extenso, con alrededor de 600 páginas, mientras que la nueva doctrina será más concisa, con unas 70-80 páginas.

Aunque los detalles precisos de la doctrina son vagos, uno de sus objetivos generales será proporcionar orientación a los estados miembros sobre cómo llevar a cabo operaciones efectivas contra drones en diversos entornos operativos. Se espera que el documento incluya recomendaciones sobre la implementación de contramedidas anti-UAS, la importancia de soluciones multidominio y en capas, y la creación de estándares de capacitación comunes para los operadores.

La doctrina se enviará en las próximas semanas para su ratificación por un comité de la OTAN encargado de desarrollar estándares operativos militares, con la asistencia de la Oficina de Normalización de la OTAN. Se espera que sea aprobada antes de fin de año, si todo va según lo planeado.

El desarrollo de esta doctrina comenzó antes de la invasión rusa a gran escala en Ucrania en febrero de 2022, lo que cambió la percepción de la amenaza de los drones y el papel de los sistemas anti-UAS en los conflictos modernos.

Aunque la OTAN ha reconocido durante algún tiempo los beneficios de los drones, la mayoría de los estados miembros solo recientemente comenzaron a desarrollar seriamente sus capacidades defensivas contra estos sistemas. Iniciativas anteriores incluyeron la creación de un grupo de trabajo anti-UAS en 2019 y una serie de estudios sobre las deficiencias de algunos sistemas contra drones.

No está claro si el documento conducirá al desarrollo de un activo anti-UAS operado y propiedad de la OTAN, similar al dron Northrop Grumman RQ-4D, cuyas capacidades están disponibles para todos los estados miembros y cuyo costo fue cubierto por la OTAN.

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Redacción
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