El término “guerra cognitiva” rara vez se menciona en las noticias, pero representa el concepto crucial que subyace en los recientes esfuerzos de China para utilizar las redes sociales en sus estrategias dirigidas contra sus oponentes.
Recientemente, hemos sido testigos de varios incidentes que abarcan desde la masiva eliminación de miles de cuentas falsas en plataformas como Facebook, Instagram, TikTok, X y Substack por parte de Meta, hasta intentos de diseminar información errónea sobre los incendios en Hawái y campañas que emplean imágenes generadas por inteligencia artificial para amplificar temas políticamente divisivos en Estados Unidos. Investigadores y funcionarios prevén que se llevarán a cabo esfuerzos similares enfocados en las elecciones estadounidenses de 2024 y en cualquier conflicto relacionado con Taiwán.
Los escritos emitidos por el gobierno y el ejército chinos establecen que las operaciones cognitivas buscan “capturar la mente” de los adversarios, influyendo en sus pensamientos, percepciones y, en última instancia, en sus decisiones y acciones. A diferencia de los enfoques estadounidenses en defensa y estrategia, el Ejército Popular de Liberación de China equipara la guerra cognitiva con otros dominios tradicionales como el aire, el mar y el espacio, considerándola crucial para alcanzar la victoria, especialmente en el contexto de una victoria sin conflicto armado.
Las redes sociales son consideradas el principal campo de batalla en esta lucha. China, a través de una extensa investigación y desarrollo de sus propias plataformas, comprende el poder de las redes sociales para moldear las narrativas y la cognición relacionadas con eventos y acciones. Teniendo en cuenta que un usuario promedio invierte 2.5 horas al día en redes sociales (lo que equivale a 36 días completos al año o 5.5 años en una vida promedio), no sorprende que el Partido Comunista Chino crea que, con el tiempo, puede influenciar e incluso controlar la cognición de individuos y sociedades enteras.