India, que ahora es el país más poblado del mundo, superando a China, y también la mayor democracia, tiene previsto modificar su nombre oficial a “Bharat”. Esta modificación se llevará a cabo durante una sesión especial del Parlamento el 18 de septiembre. La decisión de cambiar el nombre surge después de un largo período de debates y demandas de grupos nacionalistas que consideran que el nombre actual es una reliquia colonial que no refleja la identidad cultural e histórica del país.

El término “India” se deriva del río Indo, que a su vez proviene del persa antiguo “Hindush”, que significa “la tierra del Indo”. Los antiguos griegos se referían al país como “Indikē” o “Indoi”, que significa “la región del Indo”. Durante la época de los invasores musulmanes y colonizadores europeos, se adoptó el nombre “India” para referirse al subcontinente indio, que incluía los actuales países de India, Pakistán, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka.

Por otro lado, el nombre “Bharat” tiene sus raíces en la mitología hindú. Según el Mahabharata, un antiguo y significativo texto épico del hinduismo, Bharat fue un legendario rey que unificó y gobernó toda la India. Además, se asocia con Bharata, el hijo del dios Vishnu y la diosa Lakshmi, considerado el primer gobernante humano de la Tierra. La Constitución de la India menciona el nombre “Bharat” como uno de los nombres oficiales del país, junto con “India” e “Hindustan”.

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El gobierno indio argumenta que el cambio de nombre refleja la soberanía y dignidad nacionales, así como la diversidad cultural y lingüística del país. Según el primer ministro Narendra Modi, “Bharat” representa mejor la esencia y el espíritu de la nación, una civilización milenaria con una rica herencia cultural y científica.

A pesar de recibir apoyo de varios líderes políticos, religiosos y sociales, así como de figuras públicas, el cambio de nombre también ha generado controversia y oposición. Algunos lo ven como una imposición ideológica o una distracción de los problemas reales del país. Se plantean preocupaciones sobre posibles implicaciones legales, diplomáticas y económicas, así como la confusión que podría causar entre ciudadanos y extranjeros. También argumentan que el nombre “India” forma parte integral de la identidad nacional y no debe ser eliminado ni reemplazado por motivos políticos o religiosos.

El cambio de nombre se concretará después de que el Parlamento apruebe una enmienda constitucional que requiere una mayoría especial de dos tercios en ambas cámaras. Dado que el partido gobernante BJP tiene una mayoría significativa en el Parlamento, se espera que el proceso legislativo se realice sin obstáculos. Además, será necesario el respaldo del presidente y la ratificación por parte de al menos la mitad de los estados indios.

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Redacción
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