La reciente decisión de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) de incluir nuevos miembros impulsa una reevaluación de su potencial impacto global, al tiempo que plantea dudas respecto a las capacidades del grupo para desafiar las estructuras de gobernanza global establecidas. En este sentido, expertos afirman que la influencia del BRICS dependerá, como a lo largo de los años, de su eficacia más que de su composición o tamaño.

Durante las últimas dos décadas, el papel de los BRICS ha sido malinterpretado como una suerte de inversión o respaldo a una alianza política. Y por el contrario, la intención original del término buscaba resaltar la necesidad de un ajuste en la gobernanza global para incluir principalmente a un grupo de economías emergentes que en conjunto representaban casi la mitad de la población mundial y justificaba una representación proporcional en la toma de decisiones a nivel mundial.

Sin embargo, con el reciente anuncio de la inclusión como miembros plenos de Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, vuelven a resurgir una serie de interrogantes sobre el propósito de los BRICS. Algunos se respaldan bajo el argumento de que la decisión parece carecer de objetivos y criterios claros, lo que suscita preguntas sobre los criterios de selección y exclusiones.

Por otra parte, si bien los BRICS superan colectivamente al G7 en términos de paridad de poder adquisitivo, el poder económico del grupo sigue siendo modesto si se lo mide en dólares estadounidenses nominales actuales. Asimismo, el ascenso de China como segunda economía más grande del mundo y el rápido crecimiento de la India contribuyen a la visibilidad de los BRICS pero acentúan el desempeño desigual del grupo: Brasil, Rusia y Sudáfrica luchan por igualar el progreso de China e India.

Estas cuestiones dejan entrever que el potencial de los BRICS residirá en la cooperación clave de sus miembros hacia objetivos compartidos. Y si bien existen desafíos, unas relaciones constructivas más estrechas entre China y la India podrían mejorar la eficacia y la influencia de los BRICS más allá del grupo. Además se requieren reformas financieras significativas para alterar la dinámica global, reducir la dependencia del dólar estadounidense y fomentar alternativas financieras.

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Redacción
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