El Banco Central de Rusia anunció la convocatoria de una reunión de emergencia para el martes 15 de agosto frente a la caída abrupta del valor del rublo. Se trató el tema de la política monetaria con la finalidad de intervenir y evitar un desplome aún más marcado de la moneda nacional. 

La reunión fue anunciada por parte del Banco tras la crítica de un consejero del Kremlin por la “política monetaria laxa” de la institución financiera. Al mismo tiempo, el funcionario afirmó que el Banco cuenta con todos los recursos y herramientas necesarios para hacer frente a las circunstancias y que guíen el retorno a la normalidad. 

La situación se tornó preocupante cuando la moneda cayó al nivel de 100 rublos por dólar y 110 por euro. Se trata de una devaluación del 30% respecto al inicio de año y algunos de sus causantes son la caída de las exportaciones, el alza de los impuestos y, sobre todo, el acaudalado aumento del gasto militar. 

La urgencia por parte del Banco de reunirse para frenar el deterioro de la moneda radica en que la estabilidad económica de Rusia depende de ello, al estar involucrada en una guerra que requiere altas inversiones en materia militar. Es ese mismo aumento del gasto militar al que se le suman las presiones que ejercen las sanciones impuestas por Occidente, el detonante de la caída del valor del rublo. Las sanciones, por su parte, promovieron el descenso de las exportaciones rusas y, particularmente, las relacionadas al sector petrolero y al gas natural. 

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Alexandra Prokopenko, exfuncionaria del Banco Central Ruso, explica el resultado de esta situación. El hecho de que la economía rusa se encuentre enmarcada en una coyuntura bélica la lleva a aumentar sus importaciones. Por otro lado, al caer las exportaciones, se llega a una balanza comercial desequilibrada y negativa que pesa sobre la moneda nacional.

 A esto se le suma que gran parte de la demanda la impulsa el mismo Estado en sus gastos en el complejo militar. La exfuncionaria destaca que el factor clave a tener en cuenta es el cambio estructural que la economía rusa atraviesa, además de que no solo la balanza comercial se ve afectada, sino que también se incrementa la posibilidad de que la inflación empeore. 

En la reunión del martes, el Consejo Directivo del Banco decidió aumentar la tasa de interés un 3,5%, llevándola a un 12%. Dicha medida tiene como finalidad frenar la caída del rublo y garantizar la estabilidad de los precios. Como justificante de la decisión tomada, la institución argumenta que mantener la tasa al mismo nivel significa un gran riesgo para alcanzar el objetivo de que en 2024 la inflación sea de un 4%.  A raíz de esto, se confirmó que la inflación anual para comienzos de agosto ya era del 4,4% y que la tendencia inflacionaria irá en aumento, es decir, se acelerará el crecimiento de los precios impactando fuertemente en la población rusa. 

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La reciente medida adoptada va en consonancia con otra comunicada por el Banco Central la semana pasada. La misma anuncia que la institución financiera, desde el 10 de agosto hasta fin de año, no comprará divisas extranjeras en el mercado en busca de disminuir la volatilidad de los mercados financieros. Sin embargo, la venta de esas divisas no se verá afectada ya que continuará efectuándose con normalidad. 

La próxima reunión del Banco está programada para el 15 de septiembre y analistas consideran posible un nuevo aumento de la tasa y tipos de interés, aunque no haya nada definido con claridad. Lo único que el Banco ha indicado es que, a la hora de definir cuestiones de ese estilo, tendrá en cuenta “la dinámica real y prevista de la inflación” junto con el proceso de reestructuración de la economía rusa. 

Lo cierto es que queda abierta la posibilidad de que los tipos de interés vayan en aumento, a medida que se sucedan las reuniones, teniendo como ulterior y mínimo fin alcanzar el objetivo del 4% de inflación para 2024. 

Desde la sociedad civil, ya se ha expresado el descontento por la depreciación de la moneda nacional con la consecuente y esperable subida de precios. A los ciudadanos rusos les preocupa el aumento del costo de vida en su país y solo unos pocos deciden mantenerse optimistas. La realidad es que la población siente las consecuencias de que Rusia esté involucrada en una guerra, al mismo tiempo que sanciones de índole económica les son impuestas. 

Es evidente que, mientras las sanciones se mantengan o se incrementen por parte de Occidente y Rusia continue ampliando su gasto militar, la economía rusa seguirá enfrentándose a situaciones desestabilizantes. Cabe cuestionarse si, en caso que la coyuntura económica interna en Rusia alcance niveles mucho más preocupantes, los altos mandatarios del ejecutivo considerarán la opción de modificar su posición respecto a la guerra, haciendo variar su gasto militar y buscando apaciguar los castigos impuestos por Occidente; o, por el contrario, se dejará todo en manos del Banco Central para que lidie con las circunstancias dentro de sus estipulados márgenes de acción. 

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

1 COMENTARIO

  1. el pueblo russo va a pagar caro por la guerra de putin la depression esta muy cerca
    y la guerra va empeorar , adios madre russia.
    saludos

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