Rusia anunció el lunes que suspenderá su participación en el acuerdo de granos negociado por la ONU y Turquía, que permitía a Ucrania exportar cereales a través del Mar Negro. Esta decisión suscitó una preocupación generalizada ya que amenaza con la seguridad alimentaria global y se teme por un aumento de precios que dificulte la disponibilidad y acceso a los alimentos básicos, particularmente en los países más pobres.

En este sentido, el anuncio se dió horas después de que una explosión destruyera el puente Kerch que conecta Rusia con Crimea, en un ataque que fue perpetrado por drones marinos ucranianos y resultó en la muerte de dos personas. El Kremlin declaró que se trató de un ataque terrorista al puente, considerado como una arteria principal para las actividades de las tropas rusas que combaten en el sur de Ucrania. 

Sin embargo, negó cualquier vínculo entre el ataque y su decisión de suspender el acuerdo de granos, argumentando que la misma se debe a un incumplimiento de las demandas de Rusia para implementar un acuerdo paralelo que facilitará las exportaciones de alimentos y fertilizantes rusos. Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaro en una rueda de prensa: “Desafortunadamente, hasta el momento no se ha implementado la parte de estos acuerdos del Mar Negro que concierne a Rusia, por lo que su efecto queda terminado“.

Desde Moscú afirman que se considerará volver al acuerdo de granos si se observan “resultados concretos” en relación a sus demandas, pero mientras tanto, se revocarán todas las garantías de seguridad en la navegación sobre el Mar Negro. En Washington, el Gobierno sostuvo que la suspensión del pacto por parte de Rusia “empeorará la seguridad alimentaria y perjudicará a millones de personas”, calificando esta medida como “injustificable”. 

Impactos negativos en África

El impacto de esta suspensión podría generar consecuencias directas y negativas en la seguridad alimentaria mundial particularmente en África. Tanto Ucrania como Rusia son importantes exportadores de granos y otros productos alimenticios en el comercio internacional, y cualquier interrupción o alteración en la exportación podría generar un aumento en los precios de los alimentos en todo el mundo.

Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otras organizaciones humanitarias ya están evaluando el impacto potencial en países que dependen de las importaciones de granos como Somalia, Etiopía y Kenia, donde la disponibilidad y el acceso de alimentos básicos se verá comprometida.

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Redacción
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