En medio de una escalada de tensiones, Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de planear un ataque inminente a la central nuclear de Zaporizhia, ubicada en territorio ucraniano y actualmente bajo control ruso. Esta planta, la más grande de Europa con seis reactores, ha sido objeto de recriminaciones y sospechas por parte de ambos países desde que inició la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022.

En este sentido, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, informó a su homólogo francés, Emmanuel Macron, sobre las “provocaciones peligrosas” por parte de Rusia en la planta en el sureste de Ucrania. A traves de cuenta de twitter, Zelenskiy manifesto que había informado a Macron durante una conversación telefónica que “las tropas de ocupación están preparando provocaciones peligrosas en la planta de Zaporizhia”.

Asimismo, en un mensaje de video nocturno, el mandatario ucraniano afirmó que Rusia planeaba “simular un ataque a la planta”. O podrían tener algún otro tipo de escenario. Pero en cualquier caso, el mundo ve, y no puede dejar de ver, que la única fuente de peligro para la central nuclear de Zaporizhia es Rusia. Y nadie más”. Sin embargo, Zelenskiy y el ejército ucraniano no presentaron pruebas que respalden sus afirmaciones.

Por su parte, Renat Karchaa, asesor del jefe de Rosenergoatom, la entidad que opera la red nuclear rusa, afirmó que Ucrania planeaba lanzar municiones contaminadas con desechos nucleares provenientes de otra de las cinco plantas nucleares del país sobre la central de Zaporizhia.

“En la oscuridad de la noche del 5 de julio, el ejército ucraniano intentará atacar la planta de Zaporizhia utilizando equipos de precisión de largo alcance y drones kamikaze”, citaron las agencias de noticias rusas a Karchaa en declaraciones recientes. Sin embargo, tampoco ofreció pruebas que respalden su acusación.

Preocupación en la comunidad internacional

La situación en torno a la central nuclear de Zaporizhzhia plantea una preocupación significativa debido a las posibles implicancias tanto para la seguridad nuclear en la región como la estabilidad geopolítica. Es por ello que la comunidad internacional debe seguir de cerca el desarrollo de estos acontecimientos y buscar vías que fomenten el diálogo entre Rusia y Ucrania para evitar una escalada aún mayor de las tensiones. 

En esta línea, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha estado tratando de llegar sin éxito a un acuerdo durante más de un año para desmilitarizar la planta y reducir los riesgos de cualquier accidente nuclear. El director general del organismo nuclear, Rafael Grossi, ha visitado la planta en tres ocasiones desde la toma de control rusa, pero no ha logrado llegar a ningún acuerdo para garantizar la seguridad de las instalaciones ante posibles bombardeos.

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Redacción
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