Santiago Peña, un economista de 44 años, logró imponerse con el 43% de los votos para dirigir Paraguay, con una amplia diferencia sobre la opción del Partido Liberal Radical Auténtico, Efraín Alegre, candidato por la Concertación Nacional, una coalición amplia que abarcó a sectores de la centro derecha hasta de izquierda.

Sus palmares

Peña es un economista de formación, egresado de la Universidad Católica de Asunción. Dio clases de Teoría Financiera y Teoría Económica en la misma universidad y viajó a Estados Unidos en 2001 para cursar una maestría en Administración Pública en la Universidad de Columbia, Nueva York.

Antes de llegar a la política, Peña trabajó en el Banco Central del Paraguay durante una década. En 2009, se incorporó al equipo del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, donde dirigió el vínculo del organismo con África. Peña es considerado un tecnócrata especialista en economía de alto nivel, lo que para algunos puede compensar su falta de capital político.

En 2015, Peña comenzó su carrera política en Paraguay, después de ser parte del opositor Partido Liberal. Fue en este año cuando se unió a las filas del Partido Colorado. Desde entonces, ha trabajado incansablemente para crear un perfil público más amplio y establecerse como un líder de opinión.

Peña se presentó por primera vez como precandidato a la presidencia de Paraguay en 2017, pero perdió ante Mario Abdo, quien ahora dejará el cargo para que Peña tome el mando. En 2018, Peña tuvo su primera experiencia en el sector privado, al incorporarse al directorio del Banco Basa, propiedad del Grupo Cartes, el conglomerado empresarial del expresidente Horacio Cartes, a quien Peña agradeció en su discurso de victoria.

Los desfios externos e internos de Paraguay

Peña tendrá que enfrentar muchos desafíos en su nueva posición como presidente. Uno de los más importantes es mantener una economía controlada y mejorar su desempeño. Aunque las cifras macroeconómicas del país son elogiadas en el exterior, Peña cree que no son la única medida de la economía, y ha prometido responder a las necesidades más urgentes de las personas en condición de pobreza. También ha prometido crear medio millón de nuevos puestos de trabajo.

Además de los desafíos económicos, Peña tendrá que trabajar en la unidad interna de su partido y en su relación con el parlamento. Va a ser un gran desafío poder lidiar con los parlamentarios colorados en una doble situación: sin autonomía propia y con una división entre Mario Abdo y Horacio Cartes. El mayor desafío empieza al día siguiente de su elección.

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Redacción
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