Según recientes informes, las primeras semanas de este año la comercialización de soja brasileña hacia la Argentina alcanzó las 400.000 toneladas para su envío en febrero-marzo, estimando que las mismas podrían triplicarse a lo largo del 2023. Los expertos en el mercado de ambos países estiman que los envíos podrían llegar a 2 millones de toneladas en 2023, considerando que la mayor cantidad exportada desde Brasil a la Argentina fue de 657.000 toneladas en 2018 (aunque los envíos nunca superaron las 300.000).
El aumento de estos números se vio propulsado por las malas cosechas a las que Argentina se enfrentó debido a la sequía, motivo por el cual las trituradoras nacionales debieron aumentar las importaciones de granos de los países vecinos cuando la producción nacional cae. En este contexto, la soja brasileña suele llegar a Argentina por vía fluvial desde Porto Murtinho o también desde Rio Grande do Sul.
Como el envío de soja a la Argentina se vio comprometido para enero debido a sus calendarios de cultivo, se adaptó otra logística para poder exportar y la mayoría de los acuerdos se cerraron en enero para el envío hasta marzo utilizando el puerto de Santarem en el estado de Pará. Por el momento, las trituradoras argentinas continuarán comprando materia prima a proveedores vecinos como Brasil o Paraguay mientras que los nacionales retienen sus transacciones de soja por la política del dólar de soja argentino, que terminó a fines de diciembre.
Otra de las opciones para la Argentina será importar soja desde Paraguay, considerando que muchos barcos aún no han salido desde el puerto brasileño de Santarem y preocupa que no llegue a destino en el momento precisado. En este sentido, un posible retraso en los envíos desde Brasil aumenta el riesgo para los compradores, y promueve también la competitividad de Paraguay (además de que puede utilizarse el río Paraná).
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