Recientemente, el gobierno de Japón anunció que ha aprobado un plan para reactivar el uso de la energía nuclear, a partir de la reelaboración de una política energética que se encuentra paralizada desde la crisis de Fukushima del año 2011, con el objetivo puesto en hacer frente a una grave escasez de electricidad que atraviesa el país.

El cambio de sentido en la política energética, que fue señalado por primera vez el pasado mes de agosto por el primer ministro Fumio Kishida, viene en una línea que responde al debilitamiento de la oposición pública a reiniciar los reactores después de que durante el año se dieran repetidos apagones en Tokio junto con una aumento de las facturas de electricidad. Según informó a la prensa el jueves un grupo de asesores del gobierno, con esta política, el país “maximizará el uso de los reactores nucleares existentes. Acelerando los reinicios en una reversión de un plan posterior a Fukushima para eliminar el uso de plantas de energía nuclear”.

Asimismo, la política extendería la vida útil de los reactores nucleares más allá de los 60 años y desarrollaría reactores avanzados para reemplazar a los que están actualmente fuera de servicio. Japón obtuvo alrededor de un tercio de su energía proveniente de 54 reactores nucleares antes de que ocurriera el desastre de Fukushima, sin embargo, ahora solo nueve se encuentran operativos, lo que obliga al país a quemar más carbón, gas natural y fuel oil a pesar de las promesas de lograr cero emisiones netas de carbono para el año 2050.

“Existe el riesgo de una crisis energética por primera vez desde la crisis del petróleo de 1973 frente a una situación extremadamente tensa”, sostuvieron en la hoja de ruta de 10 años que fue publicada por el panel de asesores gubernamentales, en la cual también citan el aumento global de los precios de la energía tras la invasión de Rusia de Ucrania. Y agregaron, “reconocemos una vez más la fragilidad de los suministros energéticos de nuestro país, lo que representa un desafío para nuestra seguridad energética”. 

En este sentido, el gobierno japonés planea llevar a cabo en la próxima década una inversión por más de 150 billones de yenes en conjunto con el sector privado para lograr su objetivo. De esa cantidad, se busca recaudar aproximadamente 20 billones de yenes, mediante la emisión de un nuevo tipo de bono, para atraer inversión privada.

Sin embargo, algunos expertos advierten que aún quedan una serie de obstáculos a sortear si se quiere reactivar la energía nuclear. Uno de ellos refiere al hecho de que las empresas de servicios públicos tienen pocos incentivos para construir reactores nucleares de próxima generación, que equivaldría a un costo cercano al billón de yenes cada uno. 

Al mismo tiempo, “ampliar la operación de los reactores existentes podría, a su vez, retrasar la construcción de reactores avanzados”, afirmó Takeo Kikkawa, profesor de la Universidad Internacional de Japón y miembro del consejo de energía del gobierno. Y continuó agregando que “para lograr la neutralidad de carbono para 2050, ahora es la última oportunidad para que la política nuclear estancada finalmente se mueva”.

Fuente: Financial Times.

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