Recientemente, el presidente saliente de Brasil, Jair Bolsonaro, informó tanto a sus asesores inmediatos como a sus seguidores que no asistirá a la ceremonia protocolar de toma de posesión por parte del presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, que tendrá lugar el próximo 1 de enero en el Palacio del Planalto. El mensaje que emitió el líder conservador fue el siguiente: “Está 100% decidido, no hay vuelta atrás”, dejando claro que no tiene intenciones de entregarle la banda presidencial al líder de izquierda.

Si no es Bolsonaro, entonces ¿quién?

En este sentido, frente a la negativa de Bolsonaro, el protocolo indica que el responsable de la entrega de la banda presidencial en el Palacio del Planalto debería ser el vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, pero sin embargo, en los recientes comicios resultó electo senador por el estado de Rio Grande do Sul, por lo que se descartó tal posibilidad. Quien también afirmó recientemente “la banda presidencial debe estar entre el presidente saliente y el presidente entrante. Yo no soy el presidente, no tengo potestad para quitarle la faja o hacérsela poner al próximo titular del Ejecutivo”.

El Decreto 70.274 emitido en marzo del año 1972 establece las reglas oficiales que deben respetarse para la toma de posesión del nuevo presidente en Brasil. En consecuencia, estas indican que el nuevo jefe del Ejecutivo debe ser recibido en la entrada principal del Palacio del Planalto, y recibir la banda presidencial en manos del presidente saliente, para que “la falta de solemnidad no sea impedimento para Lula a la hora de la toma de posesión”, según la interpretación del decreto por parte de un grupo de legisladores brasileños.

Cabe recordar también, que durante la segunda vuelta presidencial que se dio a fines de octubre, Lula da Silva mencionó que esperaba ver al presidente en su toma de posesión, afirmando que: “Bolsonaro debería tener la humildad, el primero de enero, de colocarme la faja en el pecho”. Sin embargo, la Primera Dama entrante, Rosangela da Silva, optó por evitar entrar en la polémica y, de lo contrario, organizó una ceremonia simbólica por fuera del protocolo, prevista para el próximo 1 de enero, y en la que no formará parte Bolsonaro.

La idea de esta ceremonia es que distintos representantes comunes del pueblo, sin cargos oficiales electivos o no electivos, entreguen la banda presidencial a Lula en el salón principal del Palacio del Planalto. De la misma también contará con la participación de al menos una veintena de artistas, cantantes, bailarines como Pablo Vittar, Martinho de Vila, Teresa Cristina, Fernanda Takai y Odair Jose; con el tenor de ser una “gran fiesta popular” para que el día que Lula regrese al palacio presidencial, la gente pueda celebrar.

Fuente: MercoPress.

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Redacción
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