El pasado miércoles 16 de noviembre, en el marco de la edición 2022 de la Cumbre del Clima COP27 que se lleva a cabo en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se convirtió en el protagonista de una aparición que celebra el regreso del país latinoamericano al foro del consenso climático global y en donde se espera que el mandatario de izquierda reafirme y profundice sus compromisos climáticos. Además, propuso organizar la 30ª Conferencia del Clima de la ONU, en el año 2025, en la Amazonía brasileña.
Durante su primera intervención en la COP27, Lula realizó una serie de declaraciones entre las cuales afirmó que plantea al Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, la propuesta de realizar la próxima reunión climática anual en la Amazonia brasileña. Y según detalló, existen “dos estados aptos” para organizar esa cita, el de Amazonas por un lado, y el de Pará, por otro. Como un acto simbólico para demostrar que para Brasil, uno de los países más diversos naturalmente del mundo y custodio principal de la cuenca del Amazonas – principal pulmón del mundo – que bajo el gobierno de Jair Bolsonaro ha sufrido incendios y devastación sin precedentes, la agenda climática es central.
Tanto su presencia como su discurso fueron recibidos con aplausos por una multitud de simpatizantes y miembros de la sociedad civil que participaban del evento en Sharm el Sheij, en Egipto. En este sentido, Lula prometió que una vez asuma como presidente de Brasil, librará una “lucha muy fuerte” contra la deforestación de la Amazonia, que avanzó con fuerza durante los últimos cuatro años de mandato del presidente en ejercicio Jair Bolsonaro. Vamos a “acabar con el proceso de degradación que están viviendo nuestros bosques tropicales”, proclamó.
La Amazonia brasileña, un tema prioritario a resolver
En dicho acto, Lula también afirmó que con su regreso a la presidencia – que asumió a partir del 1 de enero – “Brasil está de vuelta en el mundo”, y entre sus trabajos como mandatario de Brasil, empezará por darle prioridad nuevamente a la agenda climática. “Brasil no puede estar aislado como lo estuvo en los últimos cuatro años”, con un gobierno que no hizo “ningún esfuerzo para conversar con el mundo”, añadió, y de igual manera, anunció la creación, por primera vez, de un ministerio de los Pueblos Originarios, “para que no sean tratados como bandidos”, y prometió “hablar mucho” con los pueblos indígenas para coordinar políticas en la Amazonía.